¿Los personajes mediáticos son garantía de triunfo electoral? Muchos creen que si lo son y hay prueba de ello con un Vicente Fox Quesada arrollando al entonces todavía priismo boyante, a su candidato presidencial y a su casi invencible bancada de diputados.
Jaime Rodríguez Calderón y Samuel García Sepúlveda, son otros personajes políticos mediáticos que alcanzaron su propósito en Nuevo León y recientemente Cuauhtémoc Blanco hizo lo propio en Morelos.
¿Tienen algo en común estos personajes? Claro que sí, su desparpajo y no tomarse tan en serio su papel protagónico político, bromeando con los electores, mostrando que la política se puede conciliar con la ciudadanía, mostrándose como mortales y no asumiendo el papel que les gusta a los políticos de mostrarse como dueños de la verdad y del poder.
¿El resultado de esos cuatro personajes fue bueno y contribuyó al mejoramiento de la calidad de vida de sus gobernados, trajo beneficios a la población? No, por el contrario, mostraron que no es igual ser candidatos mediáticos y varios de ellos terminaron o están terminado sumamente cuestionados por la sociedad en general.
Rodríguez se sintió halcón e intentó volar lo más alto posible y se topó con su triste realidad, convirtiéndose en el primer candidato presidencial independiente y regresando con un palmo de nariz a continuar su cargo de gobernador, pero ya con el desprecio de sus gobernados a los que prometió que no dejaría. Su final fue triste pues pasó varios meses en la cárcel, acusado de una serie de delitos. Samuel se encuentra en una situación parecida, le ofrecen ser candidato presidencial, pero el prometió en su campaña que no dejaría el gobierno por otras expectativas (la Presidencia de la República) y hoy ha dado muestra de que su gobierno no es la panacea que él prometió.
Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, ha mostrado una total carencia de sensibilidad y constantemente abandona la plaza para jugar futbol o asistir a eventos de festejos, mientras la entidad se encuentra bajo el asedio de grupos criminales. Nada parece importarle y todavía intentó competir por el gobierno de la CDMX, pero fueron frenados sus ímpetus.
En el caso de Vicente Fox su actuación como Presidente de la República fue desacertada en gran parte y tuvo que reconocer que sus propósitos no eran viables en la realidad, como la mayoría de los Ejecutivos federales, tuvo más yerros que aciertos y sombras de sospechas de enriquecimientos ilícitos se tejieron alrededor de la familia que adquirió en pleno ejercicio del poder.
Administrar y gobernar no son tareas fáciles y se ha quedado demostrado en múltiples ocasiones, dejando en claro que ser simpáticos y mediáticos no bastan para llegar a los altos cargos de gobierno.
El pueblo al que tanto se refiere el Presidente López Obrador como bueno y sabio, en ocasiones no lo es y se deja llevar por la fama de algunos personajes o las simpatías que proyectan, pagando las consecuencias más tarde.
Luis Manuel Pelayo y Rubén Olivares, quisieron ser diputados cuando ya habían pasado sus tiempos de gloria y fracasaron en las urnas. Lo mismo sucedió con Paco Stanley que se encontraba en el pináculo de la fama y perdió una elección.
Entenderán eso algunos políticos que pretenden jalar votos con simpatías, bromas y usando un lenguaje florido que en ocasiones cansa por su recurrencia.
Dos mujeres son las que hoy llaman la atención y pretenden convertirse en figuras mediáticas: Xóchitl Gálvez y Sandra Cuevas, habremos de esperar si llegan a convertirse en candidatas y si ese estilo algo bronco les funciona o les dan mayor seriedad a sus eventuales candidaturas.
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