La alternancia en el poder se estrenó en México hasta el año 1989, cuando el primer partido opositor ganó un gobierno estatal.
Antes de eso, el PRI se mantenía incólume en todos los comicios estatales y presidenciales, aunque en la Cámara de Diputados y en algunos ayuntamientos ya habían perdido.
El primer triunfo estatal de la oposición sucedió en Michoacán en 1988 en la elección de senadores, cuando Roberto Robles Garnica y Cristóbal Arias Solís como candidatos del Frente Democrático Nacional superaron en las urnas, a priistas y panistas.
En esa misma elección los candidatos del propio Frente, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez Hernández, ganaron el Senado por el ya desaparecido Distrito Federal.
Hasta entonces la alternancia no existía en el diccionario políticos de los mexicanos, ya que considerar esa posibilidad resultaba una simple quimera.
La elección federal de 1988 resultó histórica, ya que por vez primera el PRI no tendría mayoría calificada y apenas alcanzaba la simple con 260 diputados contra 240 de la oposición en conjunto. Además, perdió cuatro senadurías, aunque hasta un año después los panistas se convirtieron en el primer partido ajeno al PRI que gobernaba una entidad en el México moderno.
Ya en 1989 Acción Nacional dio el primer paso para gobernar una entidad en un estado. Baja California, que había estado cerca de ser ganado por el blanquiazul en otras oportunidades del pasado, pero no se les había reconocido la victoria.
Norberto Corella en 1965 y Salvador Rosas Magallón en 1971, argumentaron fraude al no serles reconocida una supuesta victoria.
Tardaron 18 años, pero lograron esa ahora tan frecuente alternancia.
Seis años después el nuevamente el PAN consiguió su segundo triunfo de un candidato a gobernador, con Vicente Fox Quesada en Guanajuato, estado en el que le ganó nuevamente al PRI.
Baja California y Guanajuato se convirtieron en banderas de la alternancia mostrando a los electores que su voto sí cuenta y que se podía gobernar sin que el PRI estuviera detrás de su candidatura.
Baja California se alejó de la alternancia y siguió siendo panista en las siguientes elecciones de 1995, 2001, 2007, 2013, cuatro seguidas, hasta que llegó Jaime Bonilla con las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional y desbarrancó a los blanquiazules.
María del Pilar Ávila reivindicó ese estado para MORENA en la siguiente elección, lo que le dejó en claro a la clase política que un partido llega para posicionarse y mantenerse en el gobierno el mayor tiempo posible.
Todavía más radical fue lo que sucedió en Guanajuato, ya que, en 1991, Vicente Fox Quesada se proclamó ganador de los comicios para gobernador y acusó fraude cuando no le fue reconocido. Salomónicamente el candidato ganador Ramón Aguirre Velázquez fue convencido para no tomar posesión y se nombró un gobernador interino que duró cuatro años.
En 1995 se realizó una elección extraordinaria y el mismo Vicente Fox fue reconocido como ganador de los comicios.
Desde entonces hasta la fecha el PAN ganó todos los procesos electorales para gobernador en 1995, 2000, 2006, 20012, 2018 y 2014.
Esos resultados dejaron como muestra que en esas dos entidades la gente no quiere alternancia, sino acomodarse con un partido que les guste su forma de gobierno.
Hay otras entidades (de las que hablaremos después) en las que si se vive realmente la alternancia, dando oportunidad a todos los partidos de mostrar su forma de gobierno.
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Claudia Sheinbaum continúa reuniéndose con gobernadores de todos los estados, sin distingo de partido, en un diálogo que le permite conocer las necesidades de cada una de esas entidades. Ahora tocó a los gobernadores del sur-sureste.
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Ramón Zurita Sahagún
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