La desmemoria o amnesia es una práctica común entre los mexicanos que recurren a ella con demasiada frecuencia.
Es de uso tan asiduo que alrededor de ella se construyen historias, leyendas y se reproducen y destruyen historias de vida.
Hablar en nombre de la democracia y presentarse como los salvadores de ese sistema son tan repetitivos que cada ocasión que un prohombre de la actividad política recurre a su uso casi se inmola en su defensa.
La lucha por el poder político y económico provoca discordia, rencor y venganza entre los protagonistas de las historias.
Unos y otros son acuciosos, amnésicos y se envuelven en la bandera de la democracia, la que parecía en desuso dentro de sus actividades del pasado.
La historia del priismo se basa en democracia y justicia social, principios construidos alrededor de su fundación en el lejano 1929 y que ahora son reactivados conforme a los intereses de quienes en el pasado hicieron caso omiso de ello.
El PRI pareciera ser que resultó el partido ganador de los comicios y no el que recibió una de sus severas derrotas que lo dejó con apenas el once por ciento de las preferencias ciudadanas expresadas en las urnas, ya que la lucha por el control del partido se está haciendo cada vez más disputada.
Por un lado, aquellos que mantienen la hegemonía del partido y que son los responsables de la derrota y tratan de realizar cambios que no gustan a los que se mantienen fuera del organismo político y distantes desde hace años, tanto que ni siquiera renovaron su militancia.
Cuatro personajes de beneficios del pasado recordaron la existencia del partido y hoy exigen democracia y se indignan por la modificación de los documentos básicos que permiten la reelección, hasta por tres veces, de la dirigencia partidista.
Francisco Labastida Ochoa, Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones y Aurelio Nuño, son los impugnadores de los cambios realizados por los consejeros del partido tricolor. De los cuatro, solo Beltrones se muestra activo y pujante ante lo que considera medidas antidemocráticas.
Los otros, Labastida y Nuño, reviven esporádicamente. El primero en ocasión de fechas importantes, para mantenerse vigente y el segundo después de cinco años para la obtención de una candidatura plurinominal.
El caso de Dulce es diferente. Sin embargo, los cuatro han sido beneficiarios de la antidemocracia que ha mantenido vigente al priismo por 95 años.
Labastida fue ungido como candidato presidencial en un proceso lleno de irregularidades, hecho a su medida, para convertirse en el primer priista perdedor de la Presidencia de la República. Dulce recibió de regalo una gubernatura de manera interina. Nuño fue metido con calzador como candidato plurinominal a diputado, aunque no alcanzó la curul y Beltrones es el más beneficiado por la “democracia” partidista.
Manlio fue cubierto como candidato a senador por tierra y de lista, pero recibió otros premios el que su hija Sylvana entrará de diputada federal plurinominal y su sobrino Emeterio Ochoa de candidato plurinominal en Sonora, además de su otro sobrino Rogelio Díaz, presidente del PRI en Sonora. Además de ello en el pasado, agosto de 2015, 570 consejeros políticos del tricolor lo eligieron presidente de partido, sin contienda interna, ni contrincante alguno, en los métodos “democráticos” del partido que hoy censura, solamente para perder un año después 7 de las 12 gubernaturas en juego, con un Presidente de la República priista, algo que parecía inusitado en aquel entonces.
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Será solamente coincidencia el que el policía que participó en un videoclip con tintes eróticos en el METRO tenga gran parecido físico con Omar García el pronto secretario de Seguridad federal…Benito Neme Sastré se convirtió en un personaje cercano a Javier May, aunque no formará parte de su gabinete si tendrá una gran influencia en el electo gobernador de Tabasco.
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