Si algo satisface al Presidente López Obrador es atizarle con todo a los que considera sus opositores, adversarios o hasta enemigos, aunque lo último lo niegue.
La mañanera se ha convertido en la piedra de sacrificio de todos aquellos que se atrevan a no estar de acuerdo con él o que el propio Ejecutivo federal ubique como adversarios.
Primero intentó terminar con la creciente popularidad de Xóchitl Gálvez, a la que el propio López Obrador engrandeció a tal nivel, que será la contrincante de su corcholata en las urnas.
Sus diarias andanadas sirvieron para fortalecer a la senadora panista que pasó de ser un personaje político de segundo o tercer nivel a dejar atrás a cada uno de los que intentaron convertirse en abanderado del frente opositor.
Xóchitl salió fortalecida de los denuedos presidenciales y presentó su queja que fue avalada por las autoridades electorales y al Presidente le llegó la prohibición para mencionarla siquiera y muchos menos desacreditarla.
Ante esta sentencia, los morenos han optado por denunciarla ante las autoridades judiciales por supuestos malos manejos en su paso por el gobierno de Miguel Hidalgo, sin entender que mientras más la ataquen, más robustecida la dejan.
Son muy malos los asesores de MORENA que recomiendan atacar a Xóchitl, a la que dejan en calidad de víctima, una de las figuras que más atraen a los mexicanos, un pueblo sumamente sensible.
Limitado para no referirse a la inminente candidata presidencial del Frente Amplio por México, López Obrador debió buscar otros adversarios que le rindan en la mañanera y encontró en su antigua aliada, Elba Esther Gordillo, un nuevo “enemigo”. La responsabilizó de su pérdida electoral de 2006, cuando la profesora Gordillo fue artífice de la remontada de Felipe Calderón en las urnas.
Miguel Ángel Yunes, el ex gobernador de Veracruz, que calificó en 2017 y 18 al entonces candidato presidencial como un desquiciado y lo retó a un debate, fue también blanco fácil de la mañanera, donde aseguró que existen un par de investigaciones sobre su actuar como director del ISSSTE en el sexenio calderonista.
Como si fuese poco, ahora López Obrador encontró otro blanco atractivo en un personaje al que le manifiesta odio, pero con el que le gusta interactuar, sino él si sus súbditos.
Alejandro Moreno Cárdenas, recibió toda clase de calificativos presidenciales, mientras que Beatriz Paredes (con la que guarda una añeja relación de su paso con el Éxodo por Tlaxcala) recibió su reconocimiento y hasta una porra le dedicó.
Con poco más de 13 de gestión pendiente, el Presidente aprovecha la tribuna para hacer proselitismo, en lo que multiplica sus ataques a sus adversarios, sabiendo que el INE lo tiene de su lado y le permite incursionar en los temas electorales, aquellos que tanto criticaba cuando el entonces Presidente en turno le atizaba desde cualquier ángulo.
Ahora el Presidente busca nuevos adversarios para continuar divirtiéndose en las mañaneras, aunque mantiene abierta su confrontación con la Corte, los jueces, pero no contra los grupos delincuenciales que continúan atacando, vejando, extorsionando y haciendo su voluntad a placer.
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Por fin, después de cinco meses de no hacerlo, el INAI sesionó con los cuatro integrantes que quedan, aunque se requiere de cuando menos uno más para el quórum, que en esta ocasión fue avalado por la Corte…Salieron las encuestas del Frente Amplio por México y como se esperaba, Xóchitl obtiene el 57 por ciento y Beatriz el 42 por ciento.
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Ramón Zurita Sahagún
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