En el PAN la sucesión se pone cada vez más complicada, pues de los cuatro prospectos para presidir al partido, dos ya se bajaron y quedan los otros dos.
Damián Zepeda y Kenia López Rabadán están conscientes que no podían enfrentar la pesada maquinaria de Jorge Romero y Adriana Dávila se queda simplemente por dignidad.
Zepeda quería que la elección fuese abierta a todos los electores y no restringida al pequeño núcleo de panistas y Kenia simplemente constató que no le alcanzaba para competir.
Y es que el mismo método de competencia ata de manos a los que no cuentan con el respaldo suficiente de los militantes, pero principalmente de aquellos considerados como “padroneros”, los que cuentan con el padrón del partido y mediante él mismo manejan a su interés y conveniencia la orientación de votos.
Es un esquema parecido al que patentaron los priistas y que fue conocido como “operación tamal”, ya que diversos personajes eran los seleccionados para convocar y convencer a los votantes a sufragar por el que decidían.
En este caso se trata de caciques que controlan las emociones y orientan el voto de la militancia que en poco más de 300 mil empadronados tienen derecho a sufragar el próximo 10 de noviembre.
Se trata de una disputa “arreglada” dicen algunos panistas que saben de la forma de operar de Romero y los amarres con que cuenta en la mayoría de los estados del país.
Con todo y ello, el espíritu indomable de Adriana Dávila la mantiene en pie de lucha, sin importar los dados cargados a favor de Romero.
Dávila ha luchado al estilo Quijote en contra de los molinos de viento que se presentan en su camino, tropezando algunas veces, consiguiendo su propósito en otros, pero siempre manteniéndose de pie y dispuesta para la siguiente aventura.
Saben de su empuje, de su lucha, de su enjundia, por lo que algunos distinguidos panistas proponen que mejor vayan en mancuerna Jorge Romero como presidente del partido y Adriana Dávila como secretaria general.
Con eso se evitaría un mayor deterioro del partido, caer en juegos sucios y frenar la maquinaria dispuesta para el 10 de noviembre próximo.
Por cierto, los panistas quieren que Javier Corral sea medido con la misma vara con la que las autoridades electorales midieron a su tocayo Francisco Javier García, el que fue catalogado como inelegible para ser diputado federal por tener una acusación de delincuencia organizada. En el caso de Corral tiene una en su contra por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua por el desvío de 98 millones de pesos del presupuesto del estado, en sus tiempos de gobernador. Corral fue incluido en la lista de senadores de lista por MORENA.
Por lo pronto, Miguel Ángel Yunes Márquez (Veracruz) y Ricardo Anaya (lista) ya pasaron el trago amargo y podrán rendir protesta como senadores y empezar a legislar a partir del primero de septiembre.
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Contrastes, el Presidente López Obrador anuncia que no habrá descuentos despidos, ni descuentos a los trabajadores del Poder Judicial en paro y por el otro, la secretaría de Hacienda pidió al Consejo de la Judicatura Federal deje de cubrir los salarios o hasta despedir a los trabajadores que se manifiesten en la paro…Rubén Rocha Moya se debe sentir halagado de que sea el propio ejecutivo federal el que lo defienda a capa y espada y que su reputación no sea manchada ni siquiera con una mira de insinuación. Sin embargo, en Sinaloa lo conocen bien y saben de cuál pie cojea.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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Ramón Zurita Sahagún
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