Desde su fundación en los años finales del siglo XX, el ahora Movimiento Ciudadano (antes Convergencia por la Democracia) mostró su tendencia hacia el cobijo de un partido más fuerte, que le proporcionara la seguridad del registro.
Su primer dirigente nacional, Francisco Luna Khan, como otros militantes del nuevo partido (incluido el dueño del registro, Dante Delgado) provenían del PRI y se sentían lastimados por no ser tomados en cuenta para nuevos cargos públicos.
El veracruzano fue dirigente estatal del PRI, diputado federal, gobernador (interino), embajador y funcionario federal en su período priista.
Sin embargo, Dante tenía un agravio mayor contra el PRI, la cárcel en la que los priistas lo dejaron solo y con los que terminó abruptamente, después de ser cesado en el gobierno de Ernesto Zedillo, de su cargo como coordinador para el Bienestar Social en Chiapas, señalado por malos manejos.
Sin embargo, esa no fue la razón por la que fue procesado, pues fue acusado por desvío de fondos por 450 millones de pesos en su ejercido como gobernante de esa entidad.
La denuncia fue presentada por el gobierno de Patricio Chirinos, quien le ordenó a su secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes ejecutarla.
Esos fueron los motivos de Dante para odiar al PRI y proceder a la formación de su partido, cuya franquicia le pertenece solamente a él y no la comparte con nadie, aunque en ocasiones cede la dirigencia del partido.
El propósito de su franquicia siempre fue buscar la protección de otro partido con mayores alcances y de esa manera mantener el registro y los dineros provenientes del financiamiento público.
Fue un partido rémora del PRD durante un par de décadas y siempre apoyo al candidato presidencial de este partido y ensanchó sus acercamientos con Andrés Manuel López Obrador, aunque en 2018 no siguió al tabasqueño y prefirió mantener la relación con PRD y sumarse al PAN en la carrera presidencial.
Dante ha actuado siempre como Caballo de Troya y aunque en este sexenio inició con unas cartas agresivas en contra del Ejecutivo federal, estas cesaron con la victoria de MC en Nuevo León y el acercamiento del Presidente López Obrador con su nueva “joya”, Samuel García.
Aunque coqueteó con Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, la fijación de Dante era la explotar las dotes de comicidad que posee Samuel García y el manejo de redes sociales de la esposa de este, Mariana Rodríguez, usándolos como cuñas en contra del frente opositor y despejar la ruta de Claudia Sheinbaum hacia la Presidencia de la República.
El apoyo desde Palacio Nacional hacia la figura de Samuel fue constante y la prepotencia y soberbia del todavía gobernador de Nuevo León era notoria, por saberse actor principal del melodrama diseñado desde Palacio.
Samuel parecía garantizar lo que Dante anhela, una mayor presencia en el Legislativo y mayor derrama económica para el partido, mediante una votación calculada en 15 por ciento. El proyecto de Dante se desinfló y las cartas con que cuenta para la nominación presidencial no le auguran más allá del siete por ciento, dependiendo quien sea y en el caso de que el propio Dante sea el candidato, podrían hasta perder el registro.
Por eso ante el incierto panorama que se le presenta, Dante decidió quitarse la máscara, anunciar el rompimiento con el bloque opositor y ponerse a las órdenes de MORENA, para sellar un nuevo pacto que le garantice la sobrevivencia del partido, aunque en ello le vaya la inconformidad de muchos de los militantes del organismo político.
Dante cuenta con una nutrida bancada en el Senado donde una gran parte de ellos fueron incorporados de otros partidos. Noé Castañón, Alejandra León, José Luis Pech, Juan Zepeda, Gloria Núñez. De los doce legisladores que la componen, la mitad proceden de otros partidos y llegaron al Senado representando a esos organismos como MORENA, PRD, PRI y PAN.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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