Hay quienes consideran la suerte como un talismán que favorece a unos y desconoce a otros. Son muchos los que la descalifican y dicen que ni siquiera existe, que somos los mortales los que nos forjamos la ruta a seguir y que se descompone cuando torcemos el camino.
Existen personas que atraen los factores negativos, con todo y que lo que hagan ni siquiera puede ser considerado malo, pero cabe aquí aquel dicho que establece “no hagas cosas buenas que parezcan malas”.
Uno de esos personajes que atrae los factores negativos y que le resultaría mejor mantener un bajo perfil es José Ramón López Beltrán, el hijo mayor del Presidente López Obrador.
Y aunque no exista la buena y la mala suerte, José Ramón parece estar tocado por la segunda, ya que solamente es cuestión de que se asome públicamente, para que le caiga encima una tormenta.
Claro que, aunque sea privado lo que realice, se convierte en público por ser hijo de quien es y aunque es por mucho, mayor de edad, casado con una familia propia, sus actos trascienden lo privado y se convierten en públicos.
José Ramón es polémico por contravenir la política pública de austeridad de su padre y gusta que esta trascienda los límites de todo. Como persona adulta que es, debe responsabilizarse de sus actos, ya que estos generan controversia, aunque no sean delitos, la opinión pública los califica como tales.
Un nuevo escándalo protagonizado por el ya cuarentón José Ramón que deja en claro su responsabilidad de acto privado convertido en público es, la fiesta de 15 años que le festejaron a la hija de su esposa (su hijastra), celebrado en Sinaloa y convertida en un lujoso agasajo, al que tiene derecho él, su familia y la festejada, pero que escandaliza en lo público.
El que se gasten una fortuna en la fiesta no debe ser sorpresivo, pues su esposa es una empresaria exitosa, de la que se sospecha que es beneficiada con contratos gubernamentales, aunque ni siquiera es eso lo que llama la atención, sino el por qué se realizó el festejo en Sinaloa, una entidad en la que no viven, ni son originarios y tampoco tiene negocios su esposa, pero que sí es la cuna del narcotráfico.
Las cejas se alzaron, los ojos se abrieron con el fastuoso evento y en esa tierra que generará muchos comentarios y protestas en los diferentes círculos públicos.
José Ramón parece convertido en el personaje clásico de “mala estrella” que solamente es cuestión de que asome la cara, para que las redes sociales estallen y siempre contrario a él. No se le conoce ni un solo evento en que se le festeje lo hecho y en cambio son muchos, los acumulables, en poco tiempo que agitan a la sociedad. Habitar en la Casa Gris no fue un delito, pero sí generó encono por tratarse de una casa de lujo, en la que su salario no le alcanzaría a pagar y, tal vez, si a su esposa, de la que el propio Presidente manifestó que es una mujer rica y exitosa.
Vivir en la casa de su madrina tampoco es delito, pero sí provocó reacciones encontradas por ser otra vivienda de lujo en un rumbo de la ciudad, de los más caros.
Cuando su padre era gobernante del Distrito Federal. El mismo JR fue objeto de reflectores por chocar un auto de lujo en los albores del gobierno de su padre en el Distrito Federal.
Pero si en cuestión de su vida privada no le va bien a JR, tampoco en sus comentarios públicos, ya que los comentarios que hizo sobre Xóchitl Gálvez derivaron en una cascada de opiniones en contra de su comentario, como también en su momento salió perdiendo con su debate con Juan Ignacio Zavala.
Sin duda, José Ramón nació con Mala estrella como dice la canción que interpretaba Jorge Negrete, aunque ahora no es que la muchacha no lo quiera, sino un gran público que se encuentra pendiente de sus hechos, para polemizar, tocándole a él la peor parte.
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Ramón Zurita Sahagún
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