Quienes nacimos entre 1955 y 1970 somos una generación que vivió crisis recurrentes, casi sincronizadas técnicamente año con año; devaluaciones del peso frente al dólar, incremento de precios de gas, gasolina, energía eléctrica, agua potable, impuestos nuevos, como el impuesto al valor agregado, en fin, las crisis siempre acababan destrozando un patrimonio que con mucho tiempo y esfuerzo íbamos construyendo; veíamos también “rescates” que los gobiernos hacían a bancos o empresarios voraces, igual ventas de remate de empresas con buenos números como el caso de Teléfonos de México. Crisis, inflación, desempleo, incremento paulatino de la violencia, incremento también de la venta y consumo de drogas, en fin, esta generación sabía de alguna forma –intuía- el origen y diagnóstico de los males. Sin embargo vivía resignada. Un tema claro era el manejo y control de la administración pública – el PRI- la corrupción institucional y los controles de los poderes legislativo y judicial así como los informales; medios y empresarios.
Creímos que por los años vividos ya no se encontraría resolución, la institución presidencial vino en declive desde un gris Ernesto Zedillo hasta un ignorante como Vicente Fox, o un criminal de la talla de Felipe Calderón, hasta el colmo de un mediocre dúctil manipulado como Enrique Peña Nieto. ¿Ya que más podríamos ver?
Muy pocas alternativas de salida se avizoraban, votar por López Obrador era una alternativa, casi única, pero la gente ya no creía en nada ni nadie, a últimas el triunfo de AMLO podría revertirse y que éste fuera como los otros. Afortunadamente no fue así. El Andrés Manuel que conozco desde antes del año 2000 en persona y en sus libros es el mismo hasta estos días por fortuna y ahí están sus discursos, declaraciones y 16 libros para corroborarlo.
Hoy el país en su gran mayoría está re-definiendo el rumbo, dentro de un quiebre de régimen político del sistema imperante casi un siglo (entre su construcción y desempeño) los ciudadanos eligen la desaparición de la representación pública de esa tragedia nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, estamos presenciando sus exequias.
El actuar incansable del presidente Obrador abre diferentes frentes de batalla, apenas ayer era el corrupto Consejo General del INE, hoy solitos, se pusieron de pechito los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con su honorabilísima presidenta Norma Piña defensora del absurdo; el resultado ya lo sabemos, ganará la justicia y la razón muy pronto y se inagurará un verdadero equilibrio de los poderes, que nunca ha existido.
Los resultados electorales del Estado de México si son un termómetro de la correlación de fuerzas; por un lado los poderes fácticos del conservadurismo y por el otro lado los ciudadanos hartos de décadas de descontento, no es casual que 8 de cada 10 ciudadanos aprueba la administración de Andrés Manuel López Obrador, nada es casual. A partir de este nuevo tablero se construirá la plataforma de lanzamiento del candidato presidencial de Morena; Claudia, Marcelo o Adán Augusto, para que a partir de septiembre se perfile un nuevo escenario que fundamente y profundice la estructura que relevará la presidencia, pero todo con un nuevo escenario. En breve muchos sinvergüenzas querrán sumarse a este tren, que no es el Tren Maya.
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Corresponsal en México de La Prensa de Chicago, EEUU, escribe para Chicago, Illinois en y www.vocesmigrantes.us y en México para www.insurgentepress.com.mx www.gobernantes.com www.quintanaroohoy.com www.revistadigitalqr.com.mx www.diarionoticias.mx www.sinlineamx.com
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