De un día para otro el escenario cambió radicalmente; los críticos analistas anti AMLO se quedaron paralizados, sin argumentos; el sistema de partidos entró en una licuadora y da nuevos escenarios; completamente impensables unos días antes; la hiperactividad del Presidente electo Andrés Manuel López Obrador continúa agitando y definiendo posiciones e iniciativas de gobierno, los empresarios –hoy se comprueba- no estaban contra él y efectivamente era un pequeño grupo de muy poderosos menor a media docena los que montaron una fallida campaña, pero ya se redimieron.
El nuevo escenario otorga legitimidad incuestionable al Presidente electo y mayoría en Congresos federales y más de 17 locales, lo suficiente para reformar lo necesario y emprender transformaciones, sin dejar la dignidad por el camino.
Es en éste tema que se puede crear una semejanza con las épocas de poder absoluto del clásico Presidencialismo a la mexicana de hace más de 21 años. A partir de 1997 el gobierno pierde la mayoría, el Presidente es débil y a veces inoperante, no se podía construir un equilibrio y negociaciones si nunca antes se había conocido algún tipo de equilibrio entre el poder ejecutivo y el legislativo, los resultados todos los conocemos.
Las voces y textos que hoy se desesperan inyectando desconfianza y temor ante un Presidente fuerte son las mismas que nunca antes manifestaron preocupación por las desviaciones que las componendas entre el poder ejecutivo y el legislativo se fueron dando a partir de acuerdos oscuros, desviaciones económicas, pagos extraordinarios, bonos, dietas, comisiones, en fin; toda una gama de corrupción e impunidad que permeo los Congresos; hasta se llegó a legislar los moches, es muy ilustrativo el despilfarro para la compra de legisladores que se dio para la aprobación de las Reformas Estructurales.
El temor puede ser a que se acabe esta práctica que se derrama incluso a los medios de comunicación o que se extirpe un sistema de simulación y conveniencia privada.
Andrés Manuel López Obrador será un Presidente fuerte; sin duda Morena y sus grupos parlamentarios serán mayoría actuarán en consecuencia. El riesgo de un gobierno dictatorial, populista, mesiánico, etcétera; que hoy pregonan algunos matraqueros, con mucha difusión es por su incapacidad para ver más lejos o quizá por su propia conveniencia hacen como que no ven.
Si bien México cambió de rumbo por así decidirlo la mayoría abrumadora de electores, no solo es importante, sino que en su configuración el México que logró ese cambio es en sí la semilla de cambio; es decir la sociedad en su conjunto no es la misma que en 1970,
1980 o 1997, la sociedad es otra. Cómo explicarse el efecto contrario que produjeron todas las campañas políticas tradicionales de los partidos y candidato, incluso independientes, en el pasado proceso electoral; los millones de spots, los videos en redes sociales, la publicidad en internet y estratagemas de suciedad, que no fueron creíbles a los ojos de los ciudadanos; docenas de mesas de análisis y debates sin equilibrio, donde el moderaros era un merolico por conveniencia, siempre produjeron lo contrario a sus intenciones.
México optó por delegar el poder y construir un Presidente fuerte. La sociedad ya es una sociedad madura y el nuevo esquema de equilibrios formales y –sobre todo- informales marcan la pauta como nunca antes.
Antes mencioné que Enrique Peña Nieto fue el primer Presidente en hacer campaña con un nuevo elemento; las redes sociales, sabemos cómo le fue a partir de la Feria del Libro en Guadalajara y su visita a la Universidad Iberoamericana, sabemos que todos los seguimientos a sus actos de corrupción fueron seguidos y desenmascarados por los medios digitales, periodismo alternativo, libre plenamente.
Hoy sabemos que las benditas redes sociales fueron un factor protagónico en las campañas y, como ese, otros factores de equilibrio jamás existieron en el pasado. El México que eligió por un Presidente fuerte, sabe que en sí mismo, es más fuerte que grupos, partidos, medios o antiguos factores que incidían de forma absoluta en el destino del país, México es muy fuerte y lo demostró con una buena lección de civismo.
Gracias por su lectura y recomendación en twitter y facebook
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Conalep Quintana Roo, escribe para www.sdpnoticias.com www.tmj.mx www.gobernantes.com www.revistadigitalqr.com.mx www.todoincluidolarevista.com www.noticaribe.com www.pedrocanche.com y en Chicago ce www.laprensaus.com y www.vocesmigrantes.us |
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