La contundente victoria de Andrés Manuel López Obrador y del partido Morena el pasado uno de julio modificó, alteró, revirtió radicalmente el escenario político de México.
La oposición al Gobierno de la República se transformó en una búsqueda y descubrimiento de desvíos y casos de corrupción, pero ya sin centrarse en la figura de Enrique Peña Nieto, esta pasó a cuarto o quinto nivel, obviamente con más demérito. La oposición que podría considerarse un nuevo elemento a partir de las elecciones y que sería enfocada en contra de Morena y el candidato triunfador la deberían encabezar el PRI y el PAN. Pues no, ambos partidos tradicionalmente grandes y poderosos perdieron casi todo, la presencia regional de ellos también fue eliminada; no se reponen aún de su derrota y lo peor es que aún no la logran asimilar; permanecen en estado de coma, en la inconciencia total, aún no pueden resarcir sus heridas y reorganizarse pues no hay figuras que den la talla, no tienen liderazgos respetables y sus pugas internas no los dejan reponerse.
Sus candidatos y equipos de campaña fueron fulminados. Así fue el tamaño del golpe que los ciudadanos de la República Mexicana lograron asestar a el sistema político en su conjunto, se trata del mandato de los ciudadanos.
Entonces ¿dónde quedó la oposición?
Hoy los defensores del antiguo establishment parecen agazapados en su reordenamiento o reconstrucción, solo son visibles algunas voces y textos escritos en los medios de comunicación que siempre fueron generosos al antiguo régimen, algunas cadenas nacionales de radio y televisión, a las que seguramente se les acabarán sus contratos al último día de noviembre.
El único plan visible es la denostación y crítica apocalíptica a las declaraciones y esbozos del plan y medidas del próximo gobierno que presidirá Andrés Manuel López Obrador, si, por más inverosímiles que parecieran, los comentarios negativos a esbozos del gobierno, de sus próximos funcionarios, de las iniciativas, en fin. Si bien los partidos y liderazgos quedaron exterminados con el electorado, los otrora líderes de opinión quedaron huérfanos, descobijados. El ejemplo más ilustrativo lo acaba de dar el INE –ocho consejeros- varias contradicciones, defensas erráticas y reversa de iniciativa.
Otros ejemplos interesantes son el que los líderes de opinión dan al querer salvar su crítica con la descalificación a la respuesta que las redes sociales dan a sus comentarios; ellos cuentan con los medios oficialistas, difusión nacional, espectadores cautivos, audiencias a modo, 80 millones de televidentes y audiencias que ante la pobreza de contenidos se tienen que chutar programas de análisis y opinión que producen hilaridad.
Si ni así pudieron revertir las preferencias, como esperan hoy mostrar objetividad e imparcialidad. Las críticas a la “violencia” de las redes sociales solo confirma su derrota en el plano social; ya que los comunicadores oficialistas y sus intelectuales encuentran el contrapeso en los medios alternativos, libres, independientes, sin cortapisas. NO estaban acostumbrados a la bi-direccionalidad de la comunicación en tiempo real.
Hoy en día un youtubers puede tener más influencia en redes que un columnista renombrado del renombrado régimen anterior, en un renombrado medio oficialista.
Las medidas de austeridad en todos los planos que emanan del Presidente Electo López Obrador afectarían indudablemente esa casta dorada, privilegiada e influyente -que en las pasadas elecciones demostró su poca influencia- y que fue rechazada el 10718; Televisa, Radio Fórmula, Imagen Televisión, Radio Centro, MVS, Excélsior, Milenio Diario y Milenio Tv., El Universal, Reforma, El Norte, El Financiero y otros tantos más; imaginemos cuántos parásitos saprófitos que vivían a expensas de esa noble profesión –que es el periodismo- por la vía del chantaje y la extorsión, perderán poder, influencia y privilegios. En este punto considero ocioso hacer el listado de los lectores de noticias, comentaristas y analistas que todos conocemos.
Es aquí donde podemos explicarnos el tipo de cobertura informativa mediocre, nada objetiva que hoy hacen de las actividades del Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador y los hombres y mujeres que lo habrán de acompañar en el Gobierno Federal.
Efectivamente el estilo de gobernar es personal y genera empatía, sobriedad, austeridad, mucha comunicación paso a paso, algo a lo que no estábamos acostumbrados, y los medios de comunicación menos; el estilo de gobernar de AMLO a un mes de su triunfo demuestra en encuestas y sondeos que es empático y agradable al pueblo de México y eso es lo importante. El Presidente electo y su equipo lo sabe, no son improvisados y si, efectivamente, tienen una curva de aprendizaje que como Gobierno ya comenzaron desde el dos de julio, sin parar, generando una hiperactividad que no conocíamos. Solo es trabajo, trabajo y más trabajo.
Gracias por su lectura y recomendación en twitter y facebook
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Conalep Quintana Roo, escribe para www.sdpnoticias.com www.insurgentepress.com.mx www.gobernantes.com www.revistadigitalqr.com.mx www.todoincluidolarevista.com www.noticaribe.com y en Chicago ce www.laprensaus.com y www.vocesmigrantes.us |
|