La frase es de Vicente Guerrero como respuesta a su padre Pedro Guerrero cuando fue enviado por el gobernante Virrey Juan Ruiz de Apodaca para que Vicente aceptara el indulto y dejara las armas. Vicente respondió a los ruegos de su padre que según se dice le rogo arrodillado y con llanto; “Señores, éste es mi padre que ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como General Español. Yo siempre lo he respetado, pero la Patria es Primero”
La historia cobra actualidad cuando se trata de la respuesta simple y sencilla del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador a la incorporación de Gabriela Cuevas y Cuauhtémoc Blanco, con 199 años de distancia, ahora vía twitter: “Bienvenidos Cuauhtémoc Blanco y la senadora, Gabriela Cuevas. La patria es primero (Sic.) (Punto y aparte) Juntos haremos historia”
A mi juicio La Patria es Primero debe ir con mayúsculas tanto la patria como primero pues se trata de una frase histórica, emblemática así empleada, pero eso es lo menos importante.
En anteriores colaboraciones escribí que el fenómeno de la cargada es mexicanísimo, se da invariablemente cuando la visión e intuición nos dicen que tal candidato va a ganar, el fenómeno se acentúa más cuando los otros contendientes o uno solo de los contendientes comienza a verse perdido y reclama o lloriquea en público quejándose del candidato puntero, virtual ganador. Así le ocurrió a Labastida Ochoa, así empieza a repetirse hoy, por televisión en los promocionales la queja, el lloriqueo, las lamentaciones nunca son buenas. Fortalecen al fuerte y debilitan aún más al débil. Es historia.
He seguido las campañas presidenciales con especial énfasis desde 1988, 1994 y 2000 con Cuauhtémoc Cárdenas y las siguientes con AMLO, en las anteriores experiencias la búsqueda de la pureza ideológica de la izquierda ha sido uno de los elementos del fracaso. Evidencias hay muchas y sólo mencionaré una quizá la más reciente en abril de 2006 cuando Andrés Manuel había capitalizado el problema del desafuero que le promovió Vicente Fox, se aferró a una estrategia a ras de tierra, basada en su personalidad, no escuchó las sugerencias, en aquel entonces un grupo de intelectuales se reunieron e intentaron arroparlo y asesorar la estrategia para llegar al triunfo que era previsible. Andrés Manuel contestó; la estrategia soy yo, no aceptó otras opiniones. El resultado ya lo sabemos.
En la actualidad otro es el escenario el movimiento de AMLO se abrió desde mucho tiempo atrás, acepta personalidades, artistas, intelectuales, periodistas, políticos profesionales de cualquier inclinación, basta coincidir en la estrategia
general, a grandes líneas, regenerar el tejido social partiendo de la honestidad, luchar contra la corrupción, impunidad, abatir la violencia, en fin todo lo que repite una y otra vez. Lo mismo que dice en su libro “2018 La Salida”.
En las dos elecciones pasadas 2000 y 2006 muchos ciudadanos notables o no, es decir famosos o no, poderosos o no, ricos o no; hicieron su elección votaron por quien consideraron la mejor opción con el paso del tiempo algunos se sintieron traicionados o rectificaron su inclinación, o por decirlo de otra forma la realidad superó la imaginación y la crítica; hoy sabemos de qué están hechos Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto por citar a los más encumbrados personajes, sus historias, anécdotas y relaciones de poder son muchas veces públicas.
Cualquier persona tiene el derecho de cambiar de opinión y de inclinación en cualquier tema, en política igual; si Cuauhtémoc Blanco, Lilly Tellez, Gabriela Cuevas, Sergio Mayer, Omar Fierro, Antonio Barceló Garza, Olga Sánchez Cordero, Teresa Calzada, Damián Alcázar, Joaquín Cossío, Demián Bichir, Carlos Bonavides y mucho más personalidades o ciudadanos comunes externan su apoyo por un cambio de posición es perfectamente válido.
No se le puede descalificar a priori o denominarlo cascajo, en ningún sentido.
La apertura de AMLO en ésta etapa de las campañas sin duda habrá de sumar cada día más personas de cualquier signo, creo que eso es pluralidad y si son políticos profesionales en el ejercicio sin antecedentes penales creo que pueden sumar más que restar; a partir de ahora estarán más auditados de lo normal y lo saben.
Otro sentido cobraría que Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte y una docena más de exgobernadores o altos funcionarios de esas administraciones quisieran sumarse al proyecto de Andrés Manuel. Y aún así me negaría llamar cascajo a cualquier persona por impresentable que sea.
POSDATA.- En breve se espera formalicen su adhesión a la candidatura de López Obrador el grupo que encabeza Manuel Espino, expresidente panista, llamado Ruta 5, dicho grupo aglutina más de 400 organizaciones ciudadanas de la más variada inclinación y –por supuesto- figuras importantes del panismo. Todos respetables y valiosos.
Gracias por su lectura y recomendación en Facebook y twitter.
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX, profesor de diversas instituciones privadas y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Conalep Quintana Roo, escribe para www.sdpnoticias.com www.tmj.mx www.gobernantes.com www.revistadigitalqr.com..mx www.todoincluidolarevista.com www.noticaribe.com www.pedrocanche.com y en Chicago www.laprensaus.com |
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