En la recta final de las campañas, a solo dos semanas y media para que terminen, y en la realidad a una semana (cuando empiece el Mundial de Futbol y los juegos acaparen toda la atención) el panorama no parece tener alteraciones; Andrés Manuel López Obrador continúa su incremento en las encuestas –algunas, la de Arias Consultores lo sitúa con 62%- el candidato Ricardo Anaya en su franca desesperación hace de los señalamientos de corrupción y consignación ante autoridades hacia el Presidente Enrique Peña Nieto su bandera de campaña, sus asesores lo consideran su principal tema, si no es mediante amenazas de encarcelar al Presidente, entonces su tema colateral es culparlo de haber pactado con el candidato puntero Andrés Manuel y según sus dichos tener esa fórmula perfecta para evitar que él Anaya pueda vencer a AMLO. Ninguna de las dos estrategias le dan resultados, personajes como Jorge Castañeda en su representación carece de credibilidad y ese es el problema hoy. En la lógica de Anaya-Castañeda; Enrique Peña Nieto pacta con AMLO para evitar que gane Anaya, si el joven maravilla y el intelectual oportunista no han visto todas las encuestas y las tendencias entonces aún no saben que la diferencia determinante no le da absolutamente nada de preocupación para considerarlo competitivo a él en el lejano segundo lugar.
López Obrador cuenta con cincuenta o más puntos, más del doble de los de Anaya, no necesita ni pactar con Peña Nieto, ni exponerlos ante nadie. Su avance es atípico y apabullante, rompió con todos los esquemas, tiene desorbitados a sus acres críticos que se encuentran como una gallina ciega. Los analistas, comentaristas y conductores de radio y televisión hoy se enfrentan al problema de la pérdida de su credibilidad frente a las audiencias. Perdieron la orientación y brújula en nada han podido ni siquiera cercarse a la realidad que los aplasta.
Como lo mencionamos hace semanas las estrategias para apuntalar a José Antonio Meade o a Ricardo Anaya valiéndose de micrófonos o cámaras solo fueron parte de una inocente campaña para proyectar más al candidato antisistema sin darse cuenta; hoy algunos personajes empiezan a decantarse, otros no saben qué hacer, el reciente encuentro entre AMLO y el Consejo Mexicano de Negocios hace un cambio total de las inclinaciones, imágenes de Claudio X González o de Emilio Azcárraga en convivencia informal con el candidato puntero cambia cualquier percepción.
AMLO pacta con el Presidente Enrique Peña Nieto; AMLO pacta con Televisa, hace su cierre en el Estadio Azteca; AMLO fraternaliza con empresarios; AMLO pide apoyar al gobierno del Presidente EPN para que termine bien…
Algunos como Ricardo Anaya y su equipo consideran lo anterior tema para su campaña de denostación hacia el candidato puntero, algunas consideraciones;
AMLO mantiene un crecimiento en todas las encuestas, algunas lo sitúan arriba del 60%; la diferencia con los dos más cercanos candidatos es mayor a 20 puntos; si no ocurre un evento increíblemente drástico que perturbe el proceso, López Obrador será el próximo Presidente de México, en el peor de los casos más catastróficos no se podría eliminar el éxito de AMLO cualquier evento sería considerado técnicamente un golpe de Estado; aquí es donde la consolidación de los últimos meses hacen virtualmente a López Obrador un Presidente Pre-electo (el primero que mencionó esta palabra es Rafael Loret de Mola) es decir –lo mencioné hace tiempo- empieza a actuar y hacer disposiciones de corte ejecutivo, no solo ya impone la agenda diaria, ahora dicta instrucciones, acota y sentencia lo que serían posteriormente disposiciones presidenciales.
En el escenario que vemos a partir de esto, es necesario e indispensable que acuerde, entreviste, converse y alinee su equipo con el equipo saliente, son indispensables los acuerdos con las autoridades ejecutivas del Presidente saliente.
Son necesarios los acuerdos y coordinaciones con empresarios, industriales, cámaras, en fin, cualquier factor de poder formal o informal.
No me explico cómo puede ser posible que uno de los candidatos que abortaron en las primeras semanas como el caso de Ricardo Anaya pueda hoy querer hacer campaña en Universidades con preparatorianos –acarreados- denostando la imagen presidencial con tal de obtener uno o dos puntos que le serán ya insuficientes.
El Presidente Enrique Peña Nieto puede tener un buen número de negativos, los mismos que transfirió al candidato de su partido Meade; podemos estar a favor o no de las reformas estructurales que emprendió; podemos señalarlo de omisiones en su desempeño o de reaccionar tarde ante los eventos; en fin, es todo un gran tema. Pero lo que no podemos es dinamitar el proceso electoral a punto de celebrarse a partir de que un candidato en segundo o tercer lugar quiera obtener puntos.
El Presidente Enrique Peña Nieto tiene la oportunidad y parece que la está empleando, de hacerse respetar y reconocer a nivel internacional a partir de respetar la voluntad del pueblo en las urnas, respetar el veredicto que dé el uno de julio el proceso electoral mexicano; si es así, posteriormente pasará a la historia como un Presidente demócrata que permitió dar salida oportuna y pacífica a los problemas de la nación, como lo es en cualquier democracia consolidada. No importa cuántos partiditos desaparezcan o cuantos políticos queden en el desempleo, no importa el grado de descomposición que se haya que arreglar.
Lo único que importa es la unidad y consolidación de los mexicanos como un pueblo civilizado y demócrata en crecimiento.
Un ejemplo, en la historia reciente de México así lo entendió Ernesto Zedillo Ponce de León cuando reconoció el triunfo de Vicente Fox Quezada; lo que vino después y la forma de gobernar de Fox es otro tema; Ernesto Zedillo perdió entonces con su partido, pero ganó a nivel nacional e internacional, hoy el expresidente es respetado dónde se encuentre.
Si el Presidente Enrique Peña Nieto pierde esta oportunidad la historia y el futuro se lo cobrará. Ningún fraude es posible con más de 50% del electorado y menos cuando se encuentran aliados involuntarios que por sus antecedentes e inmadurez hacen contraofensivas contraproducentes. Hoy la campaña de Ricardo Anaya llegó a su fin, se
agotó en sí misma, José Meade repuntará pero ya no lo suficiente y Andrés Manuel López Obrador seguirá creciendo lentamente no sabemos hasta donde.
Gracias por su lectura y recomendación en twitter y facebook
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Conalep Quintana Roo, escribe para www.sdpnoticias.com www.tmj.mx www.gobernantes.com www.revistadigitalqr.com.mx www.todoincluidolarevista.com www.noticaribe.com www.pedrocanche.com y en Chicago ce www.laprensaus.com y www.vocesmigrantes.us |
|