140 días, casi cinco meses de ejercicio de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador y el escenario de la relación Gobierno – oposición se encuentra empantanada en su etapa de transición, es decir en los meses de julio a noviembre de 2018. No ha surgido una imagen fuerte, seria, opositora bien argumentada dentro de todos los adversarios de López Obrador. No existen, no los hay, ni en la prensa, radio o televisión, ni un medio concesionado de los antiguamente oficialistas. Sería muy sano para la democracia, el Estado de derecho y la convivencia nacional contar con una oposición al régimen inteligente, argumentada, imparcial, las actuales manifestaciones de críticos reaccionarios que vieron dañados sus ingresos y beneficios con la nueva administración resultan incompetentes, no representan una opción ya no solo inteligente, simplemente racional.
Su refugio ya no les sirve y se les sigue revirtiendo.
En cinco meses las reacciones de la crítica han demostrado un vacío penoso; es comprensible en el México surrealista que un expresidente como Vicente Fox en un día escriba 40 tuits denostando al presidente López Obrador, o que el junior Pedro Ferríz III enfoque sus crítica a los zapatos del presidente; o, más en retrospectiva que Jorge Ramos publicista de transnacionales norteamericanas haya venido a confrontar en una conferencia matutina al Presidente con una desafortunada participación, Ramos no logró su objetivo y se convierte en pésima caricatura del “periodista” que acude a salvar a Televisa. Cinco meses fueron suficientes para provocar la caída de decenas de periodistas venales, comunicadores que confunden tener miles de seguidores en redes sociales con ser líder de opinión, un estilo de periodistas que qué engrandecieron personajes de caricatura como Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto; periodistas que se empeñaron en inflar a Ricardo Anaya y José A. Meade; periodistas que han sido publicistas a sueldo por destajo, no se entendería el tipo y ritmo de vida de José Cárdenas, Joaquín López Dóriga o Carlos Loret, por ejemplo, con el sueldo promedio de un buen periodista mexicano.
Durante décadas el sistema que mantuvo la ecuación entre el peridismo a la mexicana con los políticos y gobernantes no había tenido un cambio tan radical
como hoy. Los ciudadanos de a pie, comunes y corrientes con los zapatos sin bolear lo sabíamos perfectamente, hemos convivido con ello, hemos tenido de vecinos a esos periodistas, líderes sindicales o políticos locales; efectivamente escuchábamos y veíamos las noticias por sus medios y publicistas –porque no había otras opciones- lo cual no significa que estuviéramos de acuerdo con sus informaciones y editoriales. Fue arduo el trabajo de los ciudadanos para informarnos por otros medios y en otras esferas, compartir la conciencia de lo que nos perjudicaba en común pero se logró, con el tiempo la sociedad fue madurando y creando sus propios medios de información y debate.
El periodista del siglo pasado cuyo lema era “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” ya no cabe en la actualidad, hacer periodismo por dinero sin principios, sin ética, sin respeto por la dignidad de las personas y la propia carece de sentido y es reprobado por los ciudadanos. El ejemplo es evidente.
Si la calidad de ese viejo estilo de periodismo prevalece, como en éstos primeros cinco meses, sus días están contados.
Son niveles de periodismo aceptables los de Ricardo Alemán, Pablo Hiriart, José Cárdenas, Ciro Gómez, Juan Pardinas, Beltrán del Río, Fernanda Familiar, Jorge Ramos, López Dóriga, Carlos Loret, Francisco Martín Moreno entre otros, que cada día son más parecidos y empatan a la perfección con Callo de Hacha, Brozo o Chumel Torres, personajes a los que no se si en este surrealismo se les pueda mencionar como comunicadores (¿de qué?)
¿Es ese el nivel promedio de la oposición? Bajo este esquema el que la encabece Vicente Fox con serios transtornos mentales o Felipe Calderón hacen que se prevea un serio riesgo en varios aspectos.
El periodismo de antaño se queda sin financiamiento del Estado y en breve desaparecerán “periodistas” y la atención de sus medios, incluso desaparecerán o se fusionaran medios. Querrán resguardarse en redes sociales, pero ya llegan muy tarde. Y todo en cinco meses que se empezaron a barrer las escaleras de arriba abajo.
@raulcaraveo
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