Llegan a Veracruz vientos de cambio. Los enterados aseguran que la fiscala carnala debe ahuecar el ala. ¿Qué ha ocurrido con los fiscales en todo el país? Cuando un gobernador llega los nombra por 9 años, cosa indebida porque ellos se van y dejan una piedra en el zapato a quién llega. Por ley es correcto, pero en la práctica debería ser que gobernador o gobernadora que llega a gobernar, debe proponer a su fiscal y que el Congreso lo palomeé, por el tiempo que dure su reinado. Así debe ser. En el pasado le ocurrió a Jorge Winckler Ortiz, que fue perseguido y obstaculizado en su fiscalía por no querer renunciar cuando llegaron los nuevos gobernantes y terminó indebidamente en la cárcel, donde allí sigue. En el país hubo brotes así, fiscales que pisaron la cárcel porque el nuevo gobernador llegó y quería a uno de los suyos. Le ocurrió a Cuauhtémoc Blanco con su fiscal. A muchos otros les ha pasado. Por eso en Veracruz es sano que se siga el ritual del cambio. Como ya lo checa y solicita el Congreso veracruzano.
LAS GRANDES FOTOS
Hay fotos que han inmortalizado a los personajes y a los fotógrafos. Ahora existen los paparazis, pero en la antigüedad los había quienes buscaban ángulos y momentos que la historia registra como únicos. Robert Capa inmortalizó aquella del combatiente que cae muerto por un disparo en la Guerra Civil española. Muerte de un Miliciano, se le llamó. El soldado fue captado por la cámara en el momento mismo en que le golpea una bala. Está vestido con ropas de civil pero con un cinturón de municiones de cuero. Un tiempo se dudó de ella y se acusaba que había sido fingida. Pero el tiempo dio la razón al fotógrafo, se buscó la identidad del muerto y resultó que era verídica. Se publicó en la revista Life en un julio de 1937, y se metió a la historia. Una más. La foto más famosa del físico Albert Einstein, fue una que sacó la lengua al fotógrafo paparazzi, que es un icono y los estudiantes de universidades fijan en las paredes de sus cuartos. La foto fue tomada el 14 de Marzo de 1951 por el fotógrafo Arthur Sasse, que finalmente, a pesar de que a Einstein le rodeaban varios fotógrafos, fue el único que captó el momento. Y precisamente la presencia de todos estos periodistas causó la mueca del físico de origen alemán. Salía de un homenaje por su 72 aniversario, y frente al acoso de fotógrafos y reporteros gritó varias veces: “¡Basta ya!”, y finalmente sacó la lengua con la intención de “estropear” las fotos. Como sabemos, el resultado fue justamente el contrario y la foto que consiguió tomar Sasse se convirtió en un icono y probablemente en la foto más famosa de Albert Einstein. Hay que tener cuidado, que nunca sabe uno con qué cara va a pasar a la posteridad. Otra: En agosto de 1945, cuando Japón se rindió y terminaba la Segunda Guerra Mundial, un Marino abrazó y besó a una enfermera toda vestida de blanco en la plaza Times Square de Nueva York. Allí merodeaba el fotógrafo de la revista Life (La revista Life en aquel tiempo era el Vaticano de los fotógrafos) Alfred Eisenstadt, fijó el lente, afocó y pasó a la historia, él y los dos apasionados personajes que fueron retratados y a quienes la historia descubrió y tuvieron seguimiento hasta su muerte. La foto se llamó V-Day y The Kiss. La enfermera murió en 2012 y el Marino poco antes. La foto está como legado en el Museo de Bellas Artes de Houston. |
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