Una auténtica alharaca causó en el año 2006 el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, cuando lanzó la expresión contundente de “cállate chachalaca” refiriéndose al presidente Fox que se encontraba involucrado en la campaña presidencial para proteger a Felipe Calderón, pero más aún cuando aludió “al diablo con sus instituciones”, en clara evidencia de que la impunidad y la corrupción se había empoderado en el país, lo que a la distancia se confirma, estamos viviendo una serie crisis.
La virginidad nacional estaba herida de muerte con esas expresiones de AMLO, pues ello venía a demostrar que las instituciones que operaban eran anacrónicas y ya no servían a los intereses nacionales, es decir, el himen se había desgarrado hacia mucho tiempo y el atraso nacional , reflejado en la miseria e ignorancia se enseñoreaba en la nación ultrajada como se ha venido demostrando, y que la explosión de ayer, con más de sesenta muerte por el huachicoleo no solo habla de la rapiña en los miserables sino que la que se fomenta y solapa en los funcionarios.
De entrada se pensó que la renovación de la presidencia abriría un espacio para cambiar profundamente la crisis que se vivió con el presidente Fox, en que fue muy anunciado el enriquecimiento de ese gobierno, sobre todo de su familia, sin embargo se consume el fraude para que “haiga sido como haiga sido”, el candidato panista Felipe Calderón sea entronizado en el gobierno y desde ahí ,administrar y fortalecer la corrupción de manera tal, que el ejército fue lanzado a las calles ,no tanto para combatir el crimen organizado y el narcotráfico sino para atemorizar a la población ante el fraude descomunal,- similar al acontecido con Salinas de Gortari en 88-, siendo esa la manera de legitimarse y las consecuencias están a la vista, una nación en crisis, con un endeudamiento grave y peligroso para su estabilidad.
Lo que ayer era un sacrilegio cuestionar a esas instituciones caducas y corruptas, y que la minoría privilegiada, rapaz y voraz defendía por conducto de los instrumentos establecidos para la corrupción profunda y sólida, hoy, ante la voluntad mayoritaria de la ciudadanía – más de treinta millones de votos- viene a poner a la vista de todos cómo esos gobiernos hundieron más al país y la crisis que se vive y se vivirá por muchos años requiere de una cirugía mayor porque la metástasis cancerígena es profunda y extirparla durará ante la resistencia.
En los más recientes acontecimientos, tenemos , para abrir boca, la condena que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dictado contra México por violación a los derechos humanos de una luchadora social, escritora y periodista como Lydia Cacho que, ante los atropellos de los gobiernos corruptos, acude al apoyo de la Suprema Corte de Justicia a exigir justicia por las
vejaciones sufridas y torturas sufridas , y seis de los once ministros votan en su contra, primero, del proyecto de Guillermo Ortiz Mayagoitía que era favorable y después desechan la investigación del ministro Juan Meza Silva que establecía que el gobernador de Puebla, Mario Marín y otras autoridades, habían conspirado, torturado y vejado a la periodista, mismos que viven ahora en la placentera vida de la jubilación sin que les remuerda la conciencia, quienes, imponiéndose los intereses políticos y ante esas aberraciones jurídica, hoy tendremos que cumplir la sentencia de sede internacional de que se vejó y torturó a la justiciable, y que se le haga justicia, esperando que el castigo sea para todos y no solo para los que fueron instrumentos de estos actos aberrantes, es decir, a los intelectuales y materiales, jueces, magistrados , ministros, gobernadores, funcionarios y empresarios, y los que fueron instrumentos hoy detenidos, sean puestos en libertad, es decir, castigo a los de arriba y perdón a los de abajo.
Al des mascarar a esas “impolutas” instituciones ayer en su virginidad y hoy exhibidas de la forma en que lo viene haciendo el presidente López Obrador , tendrá que sacarse a relucir todos los crímenes que se han cometido, sobre todo en cuanto al patrimonio nacional- que es el caso de PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad o sobre el nuevo aeropuerto de Texcoco-, que se ha hecho un esfuerzo descomunal para quebrar al país y venderlo como chatarra, pues el robo instrumentado desde lo más alto del poder y los muertos por su miseria se les haga justicia, y que las consecuencias sean ejemplares , y no que se detengan a los “pollos flacos”, sino a todos aquellos que, cómplices o complacientes, han hundido en la miseria a ese empresa que era orgullo mundial, y con ello a la nación.
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