JOSE LIMA COBOS *
Los privilegios de los ministros de la Suprema Corte de Justicia son intocables, cualquier otro si se puede alterar , pero esos no, por ser inmutable, porque constituye una casta divina ,que tiene que usar la toga y el birrete para que se vea con que solemnidad se dictan las grandes resoluciones ,que se vuelven inatacables, tan es así, que son inmutables por que constituyen jurisprudencia ,que solo se les obliga a cambiar -pero no es a los ministros de esa corte- sino el Estado mexicano cuando un tribunal internacional lo determina .Hay muchos a la vista, pero uno, por ejemplo lo constituye el de Radilla , que aún está pendiente, el de Atenco y Ayotzinapa por denunciar algunos, pero en lo general no pasa nada, pues la trama es tan perversa que se envuelven en su vestimenta que de por si, es ridícula y de risa, solo les falta la peluca blanca, signo de experiencia y sapiencia jurídica.
El caso del presidente Zedillo con la reforma constitucional al poder judicial fue sumamente fácil, solo aflojó o abrió la hacienda pública para que de 21 ministros solo quedaran once, que obviamente ya antes los había colmado de privilegios y , lo metálico gusta mucho y atrae la emoción de la tranquilidad eterna, pues a todos ellos los envió a sus casas y que el pueblo de México los mantenga, y de esa fecha .l994 a la fecha, han pasado muchos años y le cuesta a la nación, pero con el agregado que si muere alguno de ellos, sus esposas o concubinas siguen gozado de ese privilegio, por lo mismo, no hubo protesta alguna y todos felices con es práctica de corrupción por demás elocuente, y, así siguió el camino hasta que llegó Calderón que al ver el abuso y los privilegios establecidos por Zedillo, reformó el artículo 127 constitucional para que nadie ganara más que el presidente, pero no cuajo que las cosas resultaron peores porque si un ministro se retira , aunque tenga poco tiempo, se tienen los mismos privilegios, no pasa lo mismo con los jubilados del seguro social que Zedillo se las redujo a nivel de la miseria y, no es hasta ahora en que se trata de enmendar ese entuerto pero que no afecta a ministros, magistrados o funcionarios hacendario que si se hiciera público es un caso de asombro y punible.
Sin embargo, el presidente López Obrador quiere acabar con la corrupción en ese poder porque ahora, no tan solo gozan de cientos de privilegios sino que es nido de familiares que se disputan los cargos, pero eso no se quiere, tan es así que el niño chichón ahora con un pellizco pone el grito en el cielo, pues ellos no entienden nada de democracia porque eso altera su vestimenta y el pueblo está para obedecer, no para que lo obedezcan quienes viven y supuestamente sirven al estado, es decir, gobierno rico y pueblo pobre, tan es así que no gustó que se reparta el presupuesto nacional entre pueblo si no solo sirva para los privilegiados.
Era fácil sepultar a los once ministros de la Corte, sin llegar al escándalo de la democracia, olvidando lo que alguien un día dijo cuando se invocaba la democracia, pues si esto no había existido en Grecia , que tenía que buscarse ahora , en síntesis, en la constitución ya existe que nadie debe ganar más que el presidente de la república, luego entonces , si nadie cumplía con ese ordenamiento que los ministros se autonombran los guardianes, se hubiera aplicado de manera silenciosa y a todos ellos, sin excepción se les hubiera fincado responsabilidad , inhabilitados para ocupar un cargo público y sobre todo , a obligarlos devolver a la tesorería de la federación lo que indebidamente habían recibido , aunque por cierto, se está a tiemplo de hacerlo , por cualquier ciudadano y más por el presidente de la república para consolidar el Estado de Derecho, se exige, pues ya vio como la nueva ministra Lenia Batres que reintegro a la federación lo que no en justicia recibir, lo que de exigirlos a todos en los quice años de atraco y saqueo a la nación sumaría cerca de veinte mil millones de pesos,
Nadie puede ni debe quedar al margen de la ley y los once ministros , que durante j quince años, obtuvieron un enriquecimiento ilegitimo – agandalle infame- que merecen ser sancionados y exhibirlos públicamente, para que sepa de que lado masca la iguana, y no se puede alegrar que es persecución porque todo es elocuente y está a la vista y , a propósito, revisar otras pensionan que sin dudan están en la misma situación , o peor que la señora Casar que ha vivido de una pensión inmerecida.
Si nadie hace nada por enmendar este entuerto que debe avergonzarnos a todos, quiere decir que hemos sido cómplices y complacientes consumados, y es hora de ponerle el cascabel al gato para que oiga lego y fuerte y ver la carga larga que pondrán quienes viven en mansiones y con pensiones que rayan criminalidad y ver si así, los grandes abogados que hoy se rasgan las vestiduras tienen la mínima dignidad y hablar como lo han hecho. limacobos@hotmail.com
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