JOSE LIMA COBOS*
El país vive los efectos del saqueo y los atracos, que durante tantos años permeo la voracidad y la ambición desmedida de unos cuantos y en consecuencia , la molestia es descomunal, porque los grupos de poder , no tan solo se fueron sobre los bienes de la nación, sino que se apoderaron de los medios de control difusivos , para el manejo de la opinión pública, para mantenerla aletargada y ensimismada, como droga fatal , para no conocer la verdad de lo que hoy conocemos.
Proliferaron como hongos , los organismos autónomos y los fideicomisos, se agandallaran con el presupuesto y sobre todo, la Suprema Corte de Justicia, - cómplice silenciosa-, en el afán de borrar su pasado ominoso , se reforma la constitución para reducir, de 21 ministros, a solo once que son los que existen ahora, y a rio revuelto, ganancia de pescadores, dicen las malas lenguas, así , en el pretexto de guardianes de la constitución, elevaron su presupuesto para convertirse en el circulo cerrado, de manera tal, que cuentan con un patrimonio que solo unos cuantos conocen, pero que urge que se investigue.
La ley de presupuesto y responsabilidad hacendaria obliga a todas las secretarias de estado y a los poderes legislativo y judicial a que lo presupuestado y aprobado por la Cámara de Diputados en el año, si este no se utiliza , se tiene que devolver a la tesorería de la federación, así, en la connivencia de la corrupción e impunidad que se empezó a afianzar desde Salinas de Gortari- fraude electoral del 88 contra Cárdenas- los cientos de instrumentos fraudulentos proliferaron de manera exponencial y que hoy se resisten a morir por ser la placenta que los nutre.
Si la Suprema Corte de Justicia de la nación nació como tribunal constitucional ,en la reforma zedillista de 1994, ese viraje no se ve en la práctica , pues es la primera que violenta el artículo 127 constitucional, cuando permite que sus servidores perciben un salario mayor al del presidente de la República, lo que los identifica como cleptómanos del erario público, porque no se puede tolerar, y menos aceptar, que un país en crisis y con tanta miseria, se dilapiden los recursos de la nación y que la riqueza se concentre en unos cuantos.
Ahora bien, si quien vigila que se imparta justicia pronta y expedita violenta el orden constitucional y legal, nada bueno se puede esperar de quienes están en el servicio público y que solo buscan su enriquecimiento ,luego entonces, se tiene que buscar un mecanismo que haga posible imponer sanciones drásticas , como podría clasificarse el delito de corrupción , en los casos en que el abuso del poder es elocuente y el daño patrimonial llega a los peores exabruptos.
El afán de buscar el poder ,por el poder, para seguir recibiendo canonjías y privilegios, que raya en la pura criminalidad e incluso mas allá de la delincuencia organizada, se viene a demostrar de manera- y muy clara- cuando vemos que los partidos que integran el llamado “PRIAN”, arrastran al PRD y en su confabulación quieren evitar que la cámara de diputados federal,- elección de junio próximo- siga siendo mayoría parlamentaria del presidente , para que se vuelvan a establecer los “mochis” que los partidos- PRI y PAN- introdujeron, como el medio idóneo para endeudar al país y alentar y propiciar el hundimiento del país.
Zahiere mucho a la honorabilidad de la corrupción e impunidad , si el presidente López Obrador, en constante peregrinar en su lenguaje mañanero recuerda lo ominoso que ha sido para el país el daño ocasionado, pues cuando el afán de privatizar todo- electricidad, petróleo, agua, atención médica, educación, prisiones, etcétera-, era la consigna , de manera tal, que se pueda presumir que tiene México , en latinoamericana, a los millonarios de reciente creación, producto de los grandes negocios que ahora se impiden, pero que en el sistema salinista era el pan nuestro de cada día y eso, es lo que se quiere consolidar nuevamente, pero Dios dirá si estamos para constatarlo . limacobos@hotmail.com
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