JOSE LIMA COBOS*
No hagan olas, diría el difunto cuando quisieron hacerle la necropsia . Así enseñaron el
colmillo los explotadores de los trabajadores- COPARMEX- cuando, sin formar parte propiamente
del tratado firmado por México con Estados Unidos, los demócratas agregaron a sus
ordenamientos jurídicos internos, adicciones tendientes a que, en estricto rigor ,están pugnando
porque no se de la competencia desleal , que priva en nuestro país, en relación con los salarios que
se perciben en otros países, pues siendo aquí de miseria, allá, es de opulencia o lo justo.
Ha sido práctica reiterada- tiene como treinta años que el salario mínimo, no es
auténticamente mínimo sino que podría decirse ridículo- que el emprendedor, el que,
supuestamente crea riqueza, vive de la explotación de la mano de obra barata y que además, en
los centros comerciales se utilizan a individuos de la tercera edad o bien a jóvenes que hacen un
trabajo por el que solo reciben propinas y la autoridad laboral, ayuna, como ha sido siempre ,se
hace de la vista gorda pues no hay que incomodar al capital a quienes, además de que pagan pocos
impuestos, los que generan, se les devuelve mediante un sistema de compensación universal que
beneficia a unos cuantos.
No había pasado el sepelio, cuando se dejó sentir el lloriqueo de manera tal que sorprendió
sobre manera, porque apenas , días anteriores, con bombo y platillo se celebraba el tratado entre
México-Estados Unidos y Canadá- echándose las campanas a vuelo, pero, oh, asombro, aparece con
letras claras que el vecino del norte quiere garantizar que se cumpla con la ley laboral no solo en la
forma sino en el fondo, que exista libertad sindical y que la mejoría económica se sienta en los
bolsillos de los trabajadores para atajar la amenaza de la constante inmigración, a lo que se
interpretó como una intromisión en nuestra “soberanía”.
La actitud de los demócratas es natural su desconfianza hacia el gobierno actual, tomando
en cuenta ,como ha sido en el pasado, en que ha permeado la corrupción e impunidad, pues no
es casual que los ministros, jueces y magistrados, - en todas las esferas- acusan incapacidad jurídica,
nepotismo y todo género de corrupción, y no existe confianza en la justicia pronta, completa e
imparcial que postula el artículo 17 constitucional, cuando han sido las instancias internacionales
las que han protegido los derechos humanos al negarse en su país, y los ejemplos cunden y solo por
mencionar unos: Radilla, Algodoneros ,Lydia Cacho, Aristegui , etcétera, cuyo ridículo es elocuente.
Para no ir muy lejos, no tenemos capacidad ni siquiera para juzgar aquí a los delincuentes y
tan es así, que el Chapo Guzmán,- en dos ocasiones se fugó de la prisión- y ,de manera irresponsable
y antijurídica, se le extraditó al país vecino para que sus bienes y los involucrados en los crímenes y
contrabando de drogas, purgara allá su condena y diera margen a señalar con quienes, de los
gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, apoyaron para acumular la descomunal riqueza que
aportan las drogas y las armas, es decir, las grandes fortunas malhabidas en nuestro territorio gozan
de buena salud en aquel territorio y aquí no se sabe nada, porque siguen siendo honorables.
La punta de la madeja se está viendo ahora, y se verá más, no hay duda , con el caso de
García Luna que se encuentra detenido y será juzgado en una corte de Nueva York, la misma que
condenó al Chapa a cadena perpetua, quedándole a nuestro país la oportunidad de descubrir a
quienes contribuyeron en la guerra contra el narcotráfico promovida por Felipe Calderón, que llevó
al país a una crisis de criminalidad que no es fácil de extirpar, pero se logrará si se va al fondo del
problema donde estarán inmiscuidos cientos de periodistas, empresarios, políticos y toda una rufla
o cauda de bandidos , pero todo dependerá si las fiscalías o el fiscal general no forma parte de lo
mismo.
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