JOSE LIMA COBOS*
El arribo estrepitoso de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia faraónica del pasado- con más de 33 millones de votantes en las elecciones de julio del 2018-, abrió el camino de una esperanza de que las cosas serán y deben ser distintas y tan es así, que aún no nos acostumbramos a que se digan las cosas con la claridad meridiana que debe imperar y aislar, para siempre la simulación y el engaño en que vivió el país.
Si bien la cloaca se ha destapado y la miasma brota por todas partes, aún no se ve la justicia a secas que quieres los mexicanos, porque los bandidos están empoderados y no es tarea fácil extirparlos del todo, más si se observa que este país el ascenso al poder político- gobiernos estatales, municipales y federales- era cuestión de cuotas y así creció la viole violencia que, enraizada como está, se niega morir y el nuevo régimen apenas empieza a nacer.
Todo lo que hoy conocemos por medio de las conferencias de prensa que ofrece el presidente de la República – a las que se califican de mañaneras o lecheras, por la hora en que se celebran,- todos días- de lunes a viernes- tiene más avispado a la ciudadanía, porque ya no se les puede engañar fácilmente como era costumbre, pero , obviamente, queremos más, porque como afirmó el presidente de Brasil, ex preso político, Lula da Silva, “si el pueblo aprendió a comer lomillo, pues quiere seguir comiéndolo” en referencia a las exigencias que hoy se reclama en ese país donde, se sacó de la miseria y pobreza extrema, a más de cuarenta millones de brasileños, luego entonces, en México se verá, en el corto tiempo- escasos cinco años- que nadie ganará más que el presidente y que la población exigirá mucho más de lo que hoy se nos da.
En sencilla reflexión, el país era todo corrupción e impunidad, ahí está la prueba en la alta inversión que se ha hecho – con impunidad y complicidad- en la impartición de la justicia en el nuevo sistema penal, que ha servido como puerta giratoria para que los delincuentes no estén en prisión, ello en razón que se derrocharon los recursos en altos sueldos y en la propaganda mañosa y perversa de que se cumpliría con los parámetros internacionales y una prueba de la incapacidad, ineficiencia y demás vicios, lo demuestra que las sentencias contra México por violaciones a los derechos humanos es descomunal y vergonzosa y todo porque los jueces, magistrados y ministros – federales, estatales y municipales- solo han contribuido a su enriquecimiento personal, desdeñando la justicia, y la prueba está con la francesa Florence Casez, Ayotzinapa , Acteal, Radilla, Castañeda, Atenco, Aristegui, Lilia Cacho, en fin, sería ocioso seguir reseñando lo que de por sí , la sola mención, es digna de sonrojo , esto es, que se nos caiga la carga de vergüenza, porque nadie está en la cárcel.
Se vio simulación elocuente en la campaña electoral que llevó a López Obrador a la presidencia cuando el panista Ricardo Anaya – son de doble moral, como lavadoras de dos patas o bien su oposición al aborto o a la muerte asistida o el llamado “viejerio”- con arrojo, digno de mejor causa, manifestaba que Peña Nieto sería llevado a prisión por los crímenes cometidos en su gobierno, sabedor que el presidente solo puede ser sancionado por delitos graves y traición a la patria, en tanto, su contrincante no cayó en ese garlito- porque era cuento de bobos para obtener votos y está demostrada la falacia cuando, ahora si, con las reformas constitucionales podría darse el caso
muy remoto que eso sucediera, pero aún se ve claro por aquello que “sería venganza”, esto es, no se quiere alebrestar a los que ha sido cómplices de la crisis que vive el país.
Sin embargo, ahora si, se abre una brecha de posibilidad si García Luna y Lozoya – ambos presos en Estados Unidos y España- aportaran elementos contra Peña Nieto y demás involucrados en corrupción, tales que no de margen a una rendija de salvación , pues lo contrario, se vería como el caso de la maestra Gordillo, Hernández Galicia, Raúl Salinas, Díaz Serrano y otros- porque si no hemos visto que se cumplan ya las sentencias internacionales de la Corte Interamericana contra México o bien la histórica resolución de un colegiado de Tamaulipas con Ayotzinapa en que les resulta responsabilidad a varios procuradores -Murillo Karam, Arely Gómez, Cervantes , o bien de las mujeres violadas por el caso de Atenco, no podemos confiar – por el momento- que se haga justicia, sin embargo, la esperanza muere al último, y López Obrador tendrá que dar la cara en todas las entrevistas que conceda y parar la anemia que sangra a la nación es su obligación , pues está probado que los bandidos no se rinden. limacobos@hotmail.com
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