JOSE LIMA COBOS*
La Corrupción que priva en México es un barril sin fondo. Donde se toque brota la pus como manantial suficiente para saciar la sed del pueblo, sin embargo, no es así, en tanto se tiene hambre y sed de justicia, los términos fatales que conceden las leyes apuntan a la impunidad y todo será más de lo mismo.
Es doloroso contemplar cómo el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación y presidente del Consejo de la Judicatura federal, Arturo Zaldívar , cuya misión es disciplinar a los jueces y magistrados- con excepción de los ministros, que son intocables- tiene que solicitar ahora al presidente de la república, que presente una iniciativa de reforma a la ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación para atacar los temas de la corrupción, nepotismo y demás miserias humanas que prevalecen en ese poder, ocurrencia que se presenta hasta este momento, cuando fueron cómplices silenciosos de las atrocidades que se dieron en ese poder y uno esencial, que ahora es motivo de escándalo cuando, -teniendo la obligación de velar por la observancia de la constitución general de la República que presumen-, como es ordenar reglamentar los sueldos y salarios de los servidores públicos cuando durante nueve años – que no es poco tiempo- fueron omisos para que nadie gane más que el presidente, lo que aún no se logra, por la suspensión concedida por el ministro Pérez Dayán, para esa ley.
La historia de esta reforma es de tristeza extrema, como los anuncios de actos de corrupción que nos ubican en el mundo en el primer lugar. Resulta que, al llegar Fox a la presidencia, el empresario quebrado , abanderado por el panismo , se elevan los ingresos por concepto de petróleo y se alienta y empodera la corrupción extremas al repartirse el dinero sin ton ni son y en el fraude confesado del “haiga sido como haiga sido” de Calderón, continua la abundancia y el despilfarro sin freno, de manera tal que se reforma el artículo 127 constitucional para que nadie ganara más que el presidente, sin embargo, la Suprema corte determina que los ayuntamientos podían hacer su agosto y aplicarse los sueldos y salarios- en aras de su autonomía que les viniera en gana- y así nació lo que hoy se denomina gobierno faraónico a la que no son ajenos los ministros de la corte que con sueldos de seiscientos mil pesos mensuales y gastos de alimentos y gasolina por más de setenta mil pesos, nada hicieron para que se reglamentaria esa reforma, y de ahí para adelante, continuar con el despilfarro al extremo que el director de Infonavit, un tal Peychina, en su autonomía interna, dispuso ganar setecientos mil pesos mensuales, criminal conducta que no tiene parangón, pero ahí están los libros.
La complicidad es generalizada y si bien ha caído por fin uno de los pollos medios gordos, faltan muchos más , solo que el tiempo apremia y si se toma en cuenta que existe la prescripción de los delitos, quiere decir que esas reses de hoy, serán los faraones de mañana que veremos deambular por las calles sin perder , si quiera , una mínima pizca de dignidad y podría suceder que, incluso, reclamen daño moral como ha sucedido con Moreira en Coahuila, que aunque sea cierto que incurrió en actos de deshonestidad, la ley dice, que hay daño moral – en materia civil- por la
intencionalidad, sin ponderar la voz popular lo señala , pues aunque es cierto el acto, que sea determinado o indeterminado hay una brecha de que puede aprovechar el incriminado.
Si bien existe acción popular para denunciar a los que dispongan de los recursos públicos, el riesgo está claro, de ahí que los jueces tendrán que ponderar la intencionalidad de la denuncia, haciendo a un lado que si se afecta el interés de la nación, es decir, poco importa la nación en su perjuicio, sino el daño moral que sufre el funcionario denunciado, por ello, eso de que “la patria es primero” como postuló Guerrero , no es garantía de salvaguarda de los denunciantes.
Ahora que existen delitos graves en la constitución que afectará a todos, no escapa que no se quiere desterrar el fuero que, si bien no implica impunidad, al menos es inmunidad momentánea que conlleva a llevar el juicio en libertad lo que debe aceptar, para proscribir los precedentes criminales que tienen a esta nación en la confusión más espantosa, porque, o es pareja la ley o dejamos se hacerle al cuento.
Viviremos el escenario de Lozoya – el que amenazaba con dar la cara- lo que nunca se creyó pues está en su ADN ese actuar ominoso que no le importó involucrar a su familia, con tal de vivir en la opulencia y servirle a Peña Nieto con la lealtad que da la complicidad, al carecerse de principios, pues no hay que olvidar la gestión de su padre en el ISSSTE, en los negros tiempos del priismo.
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