Un país que vive en la miseria no podía, por más tiempo, soportar los privilegios de una casta política protegida y amamantada de manera impune, como son los diputados federales y locales, así como los gobernadores, al igual que ministros, magistrados y jueces, que no conforme con el derroche criminal e infame, aún metían las manos al cajón para disfrutar de viajes, comidas, gasolinas, toallas, perfumes, talcos, en fin , toda una retahíla de bienes que en puridad constituyen la vergüenza más indigna.
Nada que “la patria es primero” que vive un colapso deplorable y preocupante, primero yo y luego el diluvio, o el que venga atrás que arrié, mientras la placenta del gobierno no se agote, o hasta que el charro aprieta las piernas y después que la violencia se apodere de la nación a resultas de observar que, en tanto ellos arriesgan el pellejo, los políticos, en la tranquilidad más pasmosa y algunos protegidos por el estado mayor presidencial, saquean las arcas de la nación.
Un pueblo lleno de hartazgo, por fin, abrió los ojos y entregó a Andrés Manuel López Obrador más de treinta millones de votos de manera que la oligarquía arrogante pudiera maniobrar, como lo hizo en 1988, 2006 o 2012 y mediante argucias legales, legitimar las elecciones de Carlos Salinas, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto responsables del desastre que se vive y que se vivirá por varios años, pues la miasma que regaron por todo el país no se puede atacar con , omo se pretende sepultar a la delincuencia, si no con leyes férreas que hagan posible que, sin violentar el derecho, se pueda erradicar la corrupción e impunidad.
Por principio ya se abrió la caja de pandora para que el congreso analice una serie de leyes que tiendan a sentar las bases para que la hecatombe que vive el país se repita pero no debe haber tibieza sino pleno rigor para en profundizar revolver bien el huevo para que no regrese al cascarón y en consecuencia, los delitos de acto impacto- entre ellos el peculado, enriquecimiento inexplicable y todos aquellos que tiene lastimada a la sociedad- no tengan fecha de prescripción, pues en la constitución actual solo se puede ejercitar acción penal en los tres años después de la gestión, con lo que se alienta la impunidad y esos bandidos de ayer, hoy pueden presumir “al ladrón, al ladrón”.
La ciudadanía reclamó un cambio y este tiene que llegar de manera urgente, pues la cirugía que se tiene que aplicar en la nación entera, es de la mayor importancia y trascendencia y el tiempo apremia, por lo mismo, los señalamientos que ha hecho el presidente triunfante deben de discutirse en todos los niveles para que tengan el respaldo de la sociedad en su conjunto y que nadie se llame a sorprendido.
Solo de manera enérgica, sin contemplaciones de ninguna especie , podrá apreciarse, en el corto y contundentes, de que el combate a la corrupción e impunidad, va en serio y a fondo y que se sienta que quien quiere un cargo de responsabilidad, es para servir a todos y no para obtener privilegios o prebendas. Es claro, que los legisladores – nido de corrupción extrema.-no contarán con moches y menos con recursos para promoverse y que tendrán que acostumbrarse a vivir en la medianía que preconizaba el benemérito de las Américas, Benito Juárez, no se quiere más, pero tampoco menos. limacobos@hotmail.com
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