La ciudadanía alcanzará el gobierno de la república por conducto de Manuel López Obrador en el momento en que el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación haga la declaratoria de legitimidad de las elecciones y haga entrega de la constancia de presidente de la República, sin embargo, ese acto protocolario no entrega poder, pues el mismo está concentrado en la oligarquía que se ha apoderado del país y es quien cuenta con los medios económicos para imponer condiciones.
De lo anterior se puede concluir que una cosa es el gobierno y otra cosa es el poder, de ahí que comienza la gran batalla para desmantelar la corrupción e impunidad de suyo inocultable, que no es ni será tarea fácil, o para utilizar las palabras del papa Francisco, “recen por mí”, es decir, llegará el momento en que la ciudadanía que generó este cambio pacífico, participe de manera activa para que los resultados se vean en el corto tiempo.
El camino es aún largo y sinuoso; si la espera para asumir el gobierno es de seis meses, para tener resultados tendrán que pasar por lo menos un año , de manera que se sienta que el país de la esperanza está en la etapa de transformación que se reclama, pues nada es producto de sucesión espontánea, sino que tendrá que demostrarse el esfuerzo conjunto,- vendrá el sacrificio que sea necesario- y que se sientan las bases del futuro, pues el establo de Aguías, es función de Hércules.
No hay que desdeñar, desde ahora, que el país, México, y Veracruz también, están en ruinas, pues ambos están endeudados
de manera tan brutal que poco espacio queda para la negociación y para que los recursos económicos se vean reflejados en los bolsillos de la ciudadanía que creyó en el cambio, -pues la industria petrolera, que era el soporte del país, está desmantelada y en quiebra-, por lo que los gasolinazos seguirán su curso.
Nadie sabe el fondo de la olla si no la cuchara, por lo mismo, será hasta el 1 de diciembre cuando el presidente López Obrador, pueda dar cuenta de la crisis en que se encuentra la economía y, si bien se anuncia de entrada que el presidente y sus colaboradores no tendrán los sueldos de la austeridad que exige la república ante la debacle económica, no menos ciertos que se arrancará con afrontar el reto de mejorar la pensión de las personas mayores, discapacitados, madres solteras y jóvenes – becarios y no sicarios- para que se serene la situación que agobia el país; el fondo de las reformas vendrán después, tan pronto como se negocie con las fuerzas económicas la disponibilidad de apoyar la mejor distribución de la riqueza.
En el paseo que hicieron el presidente de la república y el candidato electo por los pasillos del palacio nacional, cualquiera pensaría que el país está en bonanza, sin embargo, la triste realidad es que los treinta millones de pobres que votaron en la contienda electoral, son los se encuentran en la extrema miseria, -si se analiza el último censo de INEGE- que son los que cifran su esperanza en que les vaya mejor y a eso le apuestan.
Si la nación está mal, sus partes, las entidades federativas, acusan un endeudamiento y opacidad pasmosa, por lo mismo, Veracruz no es ajena a esa situación que conoceremos en su momento oportuno si, como se afirma, no abra venganza, pero si justicia. limacobos@hotmail.com
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