Desde que a nuestro país llegó el COVID-19, hace ya más de dos años, muchas personas, me incluyo entre ellas, hemos perdido a algún ser querido; por lo tanto, las campañas institucionales de los tres niveles de gobierno, de los otros dos poderes y de la iniciativa privada, insisten, al cansancio, en los altos riesgos que esta pandemia provoca, así como que debemos continuar con las medidas sanitarias para protegernos (uso del cubre bocas, lavado de manos o uso de gel, sana distancia, medir la temperatura y la oxigenación); el gobierno federal ha instrumentado la vacunación masiva por rangos de edad en todas los estados, ha reforzado los programas sociales, las pensiones y combate, con la guardia nacional, la inseguridad pública; en particular sobre la vacunación, excepto a las niñas y niños menores de 15 años, a la fecha, la gran mayoría, disponemos de por lo menos una dosis. Actualmente el gobierno de la república intensifica su estrategia y recomienda que todos los no vacunados lo hagan y se continúe con las medidas sanitarias.
Sin embargo, los muertos que ha provocado esta pandemia en nuestro país ya se cuentan por miles (casi medio millón); asimismo, sus mutaciones continúan provocando más decesos, primero fue DELTA, ahora ÓMICRON, se dice qué ómicron es menos agresivo y por ende menos peligroso. ¡MENTIRA!, si bien ómicron es menos peligroso para los vacunados que el original Covid-19 o la mutación Delta, es una mutación que nos obliga a cuidarnos, se debe considerar que el haberse vacunado nuestro organismo genera anticuerpos y se protege de forma natural; sin embargo, para aquellos que no se han vacunado, por las razones que hayan sido, la peligrosidad de la mutación ómicron es igual de mortal que el original Covid-19.
La gravedad de ómicron es que es una mutación donde su transmisión es más rápida afectando agresiva y peligrosamente sobre todo a los no vacunados, a tal grado que les provoca la muerte, el no vacunado además del riesgo a que se someten es un transmisor natural.
Es por ello la insistencia a vacunarse y continuar (vacunados o no) con las medidas de seguridad sanitaria; debemos alertar que el gobierno de la república ya no ha adquirido más vacunas argumentando que nuestro país cuenta con suficiencia, ojo los menores de 15 años tampoco se han vacunado y el gobierno se reúsa a ello, las excepciones son aquellos que ganaron algún amparo obligando a la autoridad sanitaria a vacunarlos y no les ha pasado nada.
También debemos considerar que el Presidente de la República, aún vacunado con dos dosis, se contagió por segunda ocasión y que el color de los semáforos de estar en verde en todo el país, muchos de ellos han cambiado a color de alto riesgo e inclusive muchos colegios en diferentes estados de la república continúan con clases virtuales, cancelándolas o posponiéndolas, hasta nuevo aviso, el regreso a clases presenciales.
Sumado a todo lo anterior, los hospitales que atienden el COVID-19 se encuentran saturados, existe nuevamente escases de médicos y camas, el gobierno federal ya no ha adquirido vacunas y los medicamentos para atender esta y otras enfermedades son escasos. Que nadie se relaje, cuidémonos aún vacunados, ¡el virus llegó para quedarse!, debemos aprender a convivir con ello. Debemos prepararnos porque lamentablemente florecerán nuevos virus y bacterias que pondrán en jaque a la humanidad.
Hoy más que nunca, la prevención juega un papel fundamental entre la vida y la muerte, en estos momentos existe caos por que los ciudadanos desean prevenirse haciéndose pruebas. Las pruebas privadas más económicas rondan sobre los $500.00 pesos; sin embargo, las pruebas gratuitas, las que ofrece el gobierno, están escasas, ómicron está causado hoy en día caos ciudadano en todo el mundo, que se hará en nuestro país, bastará con que el presidente de la república diga que no pasa nada, que de contagiarnos curémonos con paracetamol y/o algún ungüento. ¿Usted qué Opina?
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