Brenda Caballero
En su columna de ayer titulada “Feminicidios: Mejor cantar”, Salvador Muñoz escribía sobre las reacciones en redes sociales del caso de la joven Karen que sacudió a la Ciudad de México al reportar a su madre mediante whatsapp, que el conductor del taxi que había abordado era grosero con ella y estaba en actitud sospechosa. Al final, resume lo que todos sabemos: ella mintió. Mediante videos exhibidos en el noticiario de Ciro Gómez Leyva se comprobó que el tiempo que estuvo desaparecida en realidad estuvo divirtiéndose, logrando así la burla y el escarnio de los usuarios de redes sociales.
Llama mi atención un comentario a su columna a través de Facebook del usuario “Servicios Integrales de Psicología”, que expresó su percepción y la cual cito textualmente a continuación:
“Dentro de mi exacerbado cerebro alimentado por tantos años de gobiernos demagógicos, me hace elucubrar un cuestionamiento, hasta cierto punto aventurado.
“Y si el ‘caso Karen’ fue sólo una mecánica de desintegración de los movimientos feministas que estaban proliferando de manera viral en toda la República.
“A mí se me hace muy sospechoso que la reacción de respuesta por parte del Gobierno de la Ciudad de México haya sido tan inmediata, como si hubieran estado ‘en sus marcas, listos, fuera’ todos y todas las entidades que integran el Consejo de Seguridad, en espera de un ‘éntrenle’, si como todos hemos observado, siempre se han caracterizado por la lentitud de respuesta.
“Curiosamente, independientemente de las redes sociales, los medios de comunicación convencionales le dieron una pronta y rápida cobertura a la ‘aparición’, en estado no muy normal, por llamarlo de alguna manera, más que a su misma desaparición.
“Y curiosamente, o coincidentemente, la viralización del ‘la culpa no fue mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía’, de repente dejó de ser reproducida en los medios y redes sociales y empezó la burla y señalamiento hacia Karen.
“A mí se me ocurre que satanizando a Karen, haciéndola pasar como una mujer irresponsable, mala madre, mala hija, mala ciudadana, fue más una herramienta de desintegración de un movimiento social, orquestado desde el Estado y lamentablente, con la participación de la protagonista de esta Historia. Sólo es mi percepción, aclaro”.
Si bien pareciera un comentario muy personal, muy particular, no lo debemos de pasar por alto, pues mucho lo que cita ocurrió: Punto número uno: Una viralización de la desaparición de Karen a través de redes sociales impresionante, al grado que se convirtió en trending topic en tiempo récord. Punto número dos: una inmediata atención a su caso por parte de las autoridades, pues recordemos que había otras mujeres desaparecidas, apareciendo incluso una joven muerta en una cajuela casi al mismo tiempo; Punto número tres: Efectivamente dejó de sonar el tema “Un violador en tu camino”. Y punto número cuatro y tal vez el más preocupante: Se empezó a denostar a la persona de Karen a través de las mismas redes que ayudaron a encontrarla, haciéndola ver como la mala de la historia, cuando en realidad termina siendo la víctima, “haiga sido, como haiga sido”.
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