Brenda Caballero
Hay un tema que ha cobrado demasiada importancia en la vida cotidiana y no, no es el incremento de precios; tampoco la guerra en Ucrania y mucho menos la viruela del mono.
La expectación mundial está en un juicio que se lleva a cabo en Virginia, Estados Unidos: el de los actores Johnny Depp y su ex esposa Amber Heard.
El juicio, que está siendo televisado y transmitido en internet, ha vuelto a todas y todos especialistas en el tema. ¿Cuál? Cualquiera. Pues a través de las benditas redes sociales se habla desde violencia doméstica, drogas, dinero, ex parejas, celos, romances, infidelidades. Se denosta, se critica y hasta se juzga sobre un caso que ya es todo un show mediático que lastima más a Amber que a Johnny, pues las redes se han volcado sobre ella hasta con memes, tachándola de loca, desequilibrada, infiel y hasta interesada económicamente. ¿Por qué pasa esto? No quiero pensar en que somos una sociedad misógina, prefiero pensar que él tiene más fans que han hecho química con sus personajes de películas.
Pero ¿Qué pasa que estamos más interesados en un juicio telenovelesco que en nuestro acontecer económico, político y social?
Los expertos refieren a una forma de escapar de las preocupaciones diarias como una posible tercera guerra mundial, o del hartazgo de los políticos y hasta de no poder hacer frente a un panorama económico ante la recesión mundial.
El juicio Depp-Heard ha sido más buscado, atendido y comentado en el espacio público y privado, que la lucha por el derecho al Aborto en Estados Unidos, por mencionar un ejemplo.
Existen tantas confusiones por las mismas redes sociales que hasta se olvida que la demanda por 50 millones de dólares de Johnny a Amber es por difamación. Él la demanda por un artículo que ella publicó a propósito del MeToo en el Washington Post, en el cual nunca es citado Depp, pero que en el contexto de la demanda ganada por violencia doméstica y la orden de restricción girada en contra del actor, todos los ojos voltearon hacia él, haciéndolo perder papeles cinematográficos en la saga Piratas del Caribe y Animales Fantásticos.
Es decir: antes, él fue tachado de culpable por una sociedad experta en violencia doméstica, y ahora, es alabado y eximido de culpas por la misma sociedad que lo acusó.
De esta forma, Johnny pasa de victimario a víctima, y Amber de víctima a “maldita perra”, porque realmente nuestra sociedad te empodera o te derrumba.
El juicio de Depp sigue, y es altamente probable que él ahora lo gane, a diferencia del de Inglaterra.
Mientras tanto, seguiremos viendo en redes sociales lo que más nos gusta: Pensar en un romance entre el actor y su abogada, que siendo sincera, subiría más el rating al juicio; creer que Amber fue infiel y hasta torturadora de hombres; pero lo más importante: creer que hubo justicia en el caso Johnny Depp y su ex esposa Amber Heard porque realmente necesitamos creer que la justicia existe… el show hollywoodense.
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