Brenda Caballero
Confieso en este momento no sentirme orgullosa de muchas de las mujeres
que me representan en el Congreso Estatal y Federal... ni de las funcionarias que encabezan los sistemas de Justicia Penal... incluso, algunas me han desilusionado, como seguramente a otras de mi género.
Hace algunos ayeres, me alegraba y emocionaba la idea de que la paridad
en todo, sumara más mujeres en los tres Poderes para ver mujeres posicionándose en puestos de decisión de temas relevantes que incidieran en políticas públicas para beneficio de otras mujeres... sin embargo, pareciera que muchas senadoras, diputadas y funcionarias
públicas han dado mayor relevancia a otros temas políticos y partidistas que a los que aquejan a su género. Es más, muchas de ellas ya están pensando en la reelección, en una diputación, en una alcaldía, en una Secretaría, ¡hasta en una Gubernatura! pero no
en disminuir la violencia feminicida, en mejores salarios o acciones que impliquen mejoras en las condiciones de las mujeres.
Confieso también que algunos hombres que nos representan me han desilusionado,
por no mostrar su empatía a las causas que afectan a las mujeres.
También lo acepto: es muy fácil criticar lo que hacen o dejan de hacer,
como lo hago en este momento. Sin embargo, desde mi opinión, no están trabajando lo necesario para disminuir la brecha de género como lo hacen algunas Organizaciones y Asociaciones que centran su ayuda en las mujeres. Que falta mucho para lograr una equidad
de género, es verdad. Que apenas estamos iniciando la paridad en todo, también es verdad, pero ¿qué hacen desde sus trincheras?
Mis palabras seguramente no gustarán a muchas, pero me preocupa el
hecho de que no levanten la voz desde el Congreso para impedir que sigan quitando recursos etiquetados en el Presupuesto Federal destinados a disminuir la violencia contra las mujeres. Y cuando digo “no levante la voz” no me refiero a las de la Oposición,
¡sino a las de Mayoría!
De acuerdo a una carta de la Red de Casas de la Mujer Indígena, que
incluye alrededor de 100 firmas de organizaciones independientes, académicas y activistas, se pide a Olga Sánchez Cordero, Secretaría de Gobernación y Presidenta de la Comisión Nacional para la Atención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres (Conavim),
su intervención inmediata ya que se prevé en los próximos días un recorte del 75 por ciento al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (IMPI) y por ende, a los recursos destinados a las mujeres indígenas, específicamente a las 24 Casas de la Mujer Indígena
(Camis).
En Veracruz tenemos los Camis de Ichikaulistli, de Zongolica, y en
Papantla, Kinchikikan, los cuales, al igual que los demás centros en el país, trabajan incansablemente para prevenir la violencia contra las indígenas y atienden los nacimientos con parteras tradicionales; algunas incluso albergan a mujeres violentadas en
sus instalaciones.
Las Camis apoyan en la construcción de un mejor espacio para las mujeres
indígenas con enfoque de género, derechos humanos e interculturalidad. ¿Se imagina quitarle sus recursos?
Hemos normalizado la violencia hacia las mujeres, no normalicemos
los recortes de recursos destinados a ellas. ¡Alcemos la voz!, pero sobre todo, las mujeres que pertenecen a la mayoría en el Congreso de la Unión.
@NumerosRojos_BC
caballero_brenda@hotmail.com
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