Brenda Caballero
En México, la historia nos ha enseñado que en época electoral, puede pasar cualquier cosa. Parece que los tiempos de agarrar peces gordos debe ser siempre antes de las elecciones. No importa el partido que esté en poder, el modus operandi es exactamente el mismo. “Hacer justicia” en periodo electoral, aunque después no pase mucho o sean absueltos por falta de pruebas.
Allí está el caso del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, pasaron 180 días y se tuvo que esperar a que cuatro estados de la República estuvieran en proceso electoral, para que Javier Duarte fuera detenido.
Otros casos de detención que seguramente habrá de recordar, son el ex candidato a la gubernatura de Quintana Roo, Gregorio Greg Sánchez; el ex presidente municipal de Tijuana, Jorge Hank Rhon; el ex gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía; el candidato a la gubernatura de Jalisco,
Arturo Zamora Jiménez; y hasta el famoso "michoacanazo", que incluyó 12 presidentes municipales, 12 policías, 8 ex funcionarios de gobierno, 2 directores de Seguridad Pública, y hasta un juez.
Recientemente, la detención de Mario Marín, ex gobernador de Puebla, también sucede en tiempos electorales, pero algo hace pensar que habrá más “detenciones abundantes” cuando ayer circuló la información de que el Primer Tribunal Colegiado Penal de la Ciudad de México negó de manera definitiva el amparo que promovió Karime Macías Tubilla, para ser extraditada del Reino Unido, ya que existe una orden de aprehensión en su contra por presunto fraude con monto de 112 millones de pesos.
¿Qué implica el amparo negado de manera definitiva a Karime?
Implica que podría ser extraditada a nuestro país y por ende detenida, ya que las pruebas en su contra presentadas por la Fiscalía General de Veracruz en tiempos de Jorge Winckler Ortiz, son suficientes para ser imputada por fraude.
Recordemos que en 2017, Karime solicitó asilo político a Reino Unido para ella y sus tres hijos asegurando que era víctima de persecución política y querían fincarle delitos.
Un año después, el propio abogado de Karime declaró que las autoridades británicas analizaban la petición, ya que reunía los requisitos para ser considerada perseguida política.
En 2019, corrió la noticia de que Karime había sido detenida en Londres; sin embargo, su abogado indicó que en realidad asistió voluntariamente a una audiencia sobre su proceso de extradición a México, el cual continuó en libertad.
El año pasado, Karime llegó a la Suprema Corte de la Nación como última instancia, para que analizara su demanda y el amparo contra la extradición a México, pero fue desechado por el órgano supremo considerando que Karime carecía de facultades legales para solicitar la atracción y revisión de su caso.
Pero volvemos al periodo electoral en México, donde están en juego gubernaturas, alcaldías y Congresos, en un país convulso por la inseguridad, feminicidios, economía en picada; donde seguimos sumando muertos, sin controlar la pandemia, con pocas vacunas, apagones y hasta un presunto violador, candidato a gubernatura. Entonces, pensando en qué tal caería la extradición de Karime a nuestro país? ¡Pues como anillo al dedo!
Se matarían 3 pájaros de un tiro. Primero a nivel federal, como una muestra total de acabar con la corrupción y la impunidad de los gobiernos anteriores, aprovechando que la mayoría de los mexicanos tienen animadversión a la mujer que merece abundancia.
Segundo, caería de perlas en Veracruz, pues al ser extraditada, vendría derechito para acá, para responder por su presunto fraude orquestado con empresas fantasma cuando estaba al frente del DIF. Con ello, Morena afianza su credibilidad de combate a la corrupción e impunidad precisamente antes de las elecciones.
Y tercero, hasta le tocan aplausos a la Fiscalía General del Estado, órgano que armó la carpeta de investigación contra Karime,
actualmente vapuleada por los feminicidios de Gladys, Carla y demás veracruzanas.
¿Soltará Reino Unido a Karime? Es claro que ya no existe el escenario de persecución política, aunque dudo mucho que Karime sea encarcelada, ya que el delito imputado no amerita cárcel oficiosa. Entonces ¿podría ser la testigo protegido como Emilio Lozoya? Tampoco lo creo, pues el pez gordo ya está en el Reclusorio Norte. Más bien podría seguir los pasos de Alonso Ancira y buscar un acuerdo reparatorio para regresar el dinero a los veracruzanos...
Ahora que si se da este escenario, se cumplirá el dicho de que “nadie sabe para quién trabaja”...
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