En el entendido de que la salud es sin duda la mayor de las riquezas; tanto para la persona como para el Estado. Es duro, pero es cierto: los ciudadanos enfermos son una carga hasta para la propia familia...
Cuando un enfermo de esos que tardan mucho en fallecer, y por fin se muere; los familiares dicen que ya descansó. Cuando los que descansan son los familiares. Los enfermos piensan como enfermos y andan por el mundo haciendo daño...
O, mejor dicho, haciendo más daño de lo que hacen los que se dicen sanos; pero que también están enfermos. Lo que nos lleva a entender, que, en términos generales, la humanidad no debe andar muy bien de salud...
De qué otra manera se puede catalogar a un animal que se daña a sí mismo; cuando el hombre es el único animal que destruye su hábitat. El único animal que daña a su pareja ¡ojo! Como también es el único animal que va al médico...
Entre otras diferencias con los demás animales, que debieran hacernos pensar en que estamos equivocados, por no decir que debiéramos avergonzarnos por ser tan arrogantes...
Porque en medio del caos ocasionado por la falta de medicinas -ya han muerto cualquier cantidad de personas, sin que a nadie se le haya hecho responsable de ello- se da a conocer, que el Sector Salud, o sea, el gobierno, les da a los pacientes medicinas que no tienen ningún registro legal, que son importadas por empresas que no existen...
Oportuno insistir, en que las medicinas y la salud poco es lo que tienen que ver. La salud es un estado natural y la medicina es un negocio. O el pretexto para intervenir en otro país, pues ya se sabe que los “médicos cubanos” no son médicos, sino espías...
Pero lo cierto es que la Industria Químico-farmacéutica es poderosísima. Las utilidades que manejan en sus medicinas se puede evaluar, cuando el mismo producto que venden en 100 pesos, las Simi lo venden 70 % más barato. Un día a la semana dan al 2X1; y, aun así, el dueño es millonario...
No ha sido una sola vez que se ha dicho que los laboratorios hacen medicinas para vender, no para curar. Pero el punto es, que si no hay medicinas por la razón que sea; sensato es voltear hacia otras disciplinas...
El mundo se ha curado antes de la era medicamentosa. Se podrá alegar que la medicina ha prolongado el tiempo de vida de humano. Pero se puede argumentar, que hay civilizaciones que, perdidas en las selvas, nunca han tenido contacto con las medicinas. Y de ellos, de esos “salvajes” es de quienes tenemos que aprender...
El mundo se curaba desde antes de que existieran las medicinas como tal Y lo mejor del caso, es que se siguen curando sin ellas. La acupuntura es milenaria y en China la gente se sigue curando con sus agujas. Como en México sucede con la Herbolaria...
Pero por alguna avie$a razón, han sido descalificadas por los científicos; y los gobiernos han adoptado cómodamente esa posición. Finalmente, la Herbolaria no deja dinero al Erario. Y lo peor, es que cada cual puede tener una farmacia en su patio; y eso es un atentado contra el monopolio del cártel de la pastilla y la inyección...
Lo que es injustificable, es que a la Homeopatía no se le reconozca su valor; cuando el propio Gobierno tiene una escuela de Homeopatía y un hospital que atiende a los enfermos con los métodos del muy ilustre Maestro Samuel Hahnemann (1755 – 1843)...
Pero finalmente, de los que más podemos aprender para vivir sin medicinas, es de los animales. Que cuando están enfermos, dejan de comer y solo toman agua. Sin omitir que comen plantas -que ellos saben- para purgarse y evacuar los intestinos...
También podemos aprender de los espartanos de Licurgo (? - 730) o aquí cerquita, de los budistas, que no saben lo que es la diabetes, ni se vieron afectados por la pandemia, ni se vacunaron...
Pagar 2,000 millones de pesos a Liverpool para poner en una bodega la súper farmacia de Huehuetoca, donde no se para nadie, ni surte a nadie, es algo que tendrá que explicar el papa del clan de los López Beltrán.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida. |
|