Si alguno de mis tres amables lectores creé, supone, piensa o deduce que después de las elecciones, las cosas van a cambiar para bien. Pues muerto el perro se acaba la rabia. A manera de respuesta, se puede sugerir que vean la lista de “pluris” para el Senado...
Porque después de que la vean, y constaten la clase de gentuza tipo Noroña que llegará a la Cámara Alta y que estará ahí por seis años, seguro que coincidirá en que las cosas no van a cambiar...
Pero la gente no entiende. La miseria que les dan, en el mejor de los casos, en nada alivia su situación. No nos alcanza ni para las medicinas y hay que hacer cola para que lo atiendan. Son los comentarios que se escuchan afuera de las clínicas. Pero regresemos...
Hay dos problemas básicos que hay que solventar para que las cosas empiecen a cambiar. Y pudiera darse si gana la oposición de los tres honorabilísimos líderes del PRI, el PAN y el PRD, apoyados por los no menos honorables representantes de la Vaticueva divina...
Pero se duda. Los legisladores serían juez y parte. Claro conflicto de intereses de cada cual. Se ve difícil. Pues a los que hay que desaparecer, es a los “Pluris”. Punto. Discutir sobre ello es ocioso...
Para hablar del Senado, me permito comentar algo que poco he contado, solo cuando me preguntan. He sido invitado por los citados Partidos, cada uno por su lado y en diferentes ocasiones y Estados, para ser diputado...
En Veracruz me invitaron del PAN, que ya me habían invitado en Colima, cuando por allá anduve dando mi opinión en los medios. Pero nunca lo acepté. Cortésmente se los agradecí; tengo amigos panistas...
Igualmente les agradecí al PRI y no se diga al PRD, el haberse fijado en mí persona para una diputación. Pero un día me invitaron a que fuera Senador...
Lo primero que pensé fue: ahora si me van a tener que escuchar 6 años. Y ya no me van a poder meter a la cárcel porque voy a tener fuero. Para formalizar el asunto, les pedí que me hicieran la invitación por escrito. Y un par de días después, así lo hicieron...
Pero ya había pensado bien las cosas; y también les agradecí la deferencia; pero no acepté. La carta la tengo colgada en mi despacho y me siento orgulloso de ello. Ver cómo se pelean por llegar al Senado, me saca la sonrisa...
Y ya que estamos en esas; dos de mis libros están registrados en el Congreso de la Unión, en Washington. He sido nombrado como Periodista del año, premio entregado por el Gobernador -foto con cheque y toda la cosa-. Pero tampoco lo acepté. Finalmente, no hay libertad, ni en Tribuna, ni en los medios. ¿Cómo voy a aceptar un premio por lo que no es?...
Pero regresemos a los “Pluris” a los que hay que desaparecer. Lo que veo difícil, como lo refiero. Y como segunda condición para que las cosas cambien; pero que debe de ser la primera, es: Acabar con el Presidencialismo...
Mientras México siga siendo gobernado por una sola persona sexenalmente omnipotente, estaremos en manos de locos. El Poder los vuelve locos, de una u otra manera, pero la necedad les viene junto a la arrogancia y la egolatría; y se convierten en dictadores por encima de las Leyes. Solo echen un vistazo a la Historia; o a los noticieros, pues es lo que nos pasa...
Y mientras eso no cambie. Mientras se siga dejando el destino de las vidas de todos, en manos de un solo personaje, sea quien sea, pues mal estamos; y así seguiremos mientras no se cambian las estructuras...
Es imprescindible que se imponga el Estado de Derecho, que impida que se violen las Leyes. Quien puede cumplirlo es la Ministra Norma Piña, por eso voy a votar por ella, a pesar de que el de Palacio diga que “desde que ella llegó, los jueces tienen licencia para robar”. La Presidente de la SCJN le podría responder: ¡Pruebas, pruebas! pero ella es una dama para ponerse al tú por tú con un patán...
Y ya que el tema es de nuevo central, aunque en este espacio se ha tratado en no pocas ocasiones...
Pues sí, los Ministros y Magistrados deben de ser electos; no propuestos y aceptados -luego llegan cachirulos y cachirulas ostentosamente indeseables- pero no electos por el pueblo, esa es una locura mañosa; ya que difícilmente sabrá cuál es el más apto...
Todos los premios -y el ser Ministro o Magistrado es el sueño de cualquier jurista; es, y debe de ser un premio a su trayectoria. El Nobel de Medicina lo otorgan los médicos, los de Física, los físicos; los de matemáticas, los matemáticos; y así sucesivamente. Y en todos los casos, los que los eligen son los que saben del asunto...
Luego entonces, para llegar a ser Ministro o Magistrado, debe de ser electo por quienes sepan de Leyes y conozcan ese mundo. No debe de ser de otra manera. El designarlo y aceptarlo tiene cierto tufo a tráfico de influencias. Se trata de Poderes Autónomos.
Ya de salida...
El Presidente López Obrador ahora se pelea con el NYT. Los llama “calumniadores”. Y del influyente Diario dice que es un “pasquín inmundo”. ¡Sopas! El que se lleva se aguanta.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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