Nunca más claro, el que ya está operando una Elección de Estado. Pero hoy en la nochecita, cuando ya haya terminado La Marcha de los Corruptos. Calificada así, toda vez que el Presidente López Obrador dijo que la Marcha por la Democracia era para que regresaran los corruptos...
En consecuencia, de ser de esa manera, se puede deducir, que quienes quieren que regrese la corrupción, es porque son corruptos. Ni modo que sean los incorruptibles...
Lo paradójico del asunto, es que durante las campañas se habla de unidad y de democracia. Cuando, por principio, la democracia divide a la sociedad. Divide hasta a las familias. Unidad y aristocracia es como paz y guerra. Es un absurdo, sí; pero existe y tiene un nombre, se llama democracia...
El asunto tiene que ver con la Marcha por la democracia, porque a más tardar mañana, los mexicanos tendremos una idea de quién va a ganar las elecciones. Aunque todavía faltan los debates, que son muy impactantes para la sociedad...
Pero finalmente gana el que mete más dinero a la campaña y maneja mejor el arte de la demagogia. Arte que consiste en prometer más cosas que el otro, aunque de antemano se sepa que no se cumplirán...
Sin que se pueda dejar de comentar, el menudo aprieto en que han puesto al Estado Vaticano las imprudentes candidatas a la Presidencia tras su visita al Papa Francisco -cada una por su lado claro-...
Pues están como los contrincantes en una pelea de box, aunque sucede en todos los deportes, que los dos rivales se encomiendan al mismo Dios, para poder medio matar al otro; y solo una de las dos habrá de ganar...
Lo que implica que Dios no es imparcial. Que decepción; pero es un hecho que ya se sabía desde que tiene un pueblo escogido...
El caso es que las dos Candidatas fueron a ver al Papa argentino para tomarse la foto del recuerdo. Porque la visita para nada sirve; como no sea para detener las opiniones contrarias al Presidente desde los púlpitos...
Y luego la corcholata oficial, que le pide al Papa que bendiga una rosa de plata para llevarla a la Basílica de Guadalupe. Y el otro que se la bendice. ¡Hipócritas!...
Pero ninguna de las dos, ni con la bendición del Papa, va a poder gobernar. Una estará en manos del orate que la embarcó en lo que ya es una pesadilla; y que se va a poner todavía peor. Y la otra, disfrutando de sus 10 minutos de fama, estará en manos de un triunvirato político de vergüenza...
El caso es que la bendición del papa en nada beneficia a nadie; a menos de que sea parte de la congregación arcoíris y que gracias a su bendición, aunque no sea oficial, ya pueda entrar al cielo. Que cosas, ahora hasta quieren llenar el paraíso con angelitos puñalones.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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