Uriel Flores Aguayo
Al cumplirse cien años de la fundación del Partido Comunista Mexicano se han desplegado
una variedad de actividades que recuerdan sus aportes a la vida de México, que abren una
extensa y nacional reflexión sobre su trayectoria a la vez que propicia merecidos homenajes
a dos de sus dirigentes centrales: Valentín Campa y Arnoldo Martínez Verdugo. A ambos
los conocí aunque tuve más trato con Arnoldo en tanto dirigente del PCM y el PSUM. Milité
en el PCM en 1976, participando en la campaña presidencial sin registro de Campa; esa
jornada fundamentalmente tenía finalidades testimoniales y propagandísticas con objetivos
amplios: libertad y derechos políticos para todos que pasaban por el registro legal al PCM.
En el año 77, después de la reforma electoral impulsada por Jesus Reyes Heroles,
Secretario de Gobernación de López Portillo, el Partido Comunista pudo participar
legalmente en la campaña electoral obteniendo buenos resultados en votos y en Diputados.
La historia del PCM está llena de heroísmo, de entrega e idealismo. Su apuesta fundacional
era la de forjar un nuevo orden social, igualitario. La mayor parte de su existencia lo pasó
en la clandestinidad y tuvo un papel destacado en la formación de sindicatos y la CTM, en
el impulso a las luchas campesinas y estudiantiles, así como una incidencia importante en
la vida cultural de México. Su defecto de origen fue la atadura a los intereses de la Unión
Soviética; surgió como extension de la Internacional Comunista y se adaptó a sus formas y
consignas. Hasta los sesentas, después de la invasión Soviética a Checoslovaquia y con la
influencia posterior del Eurocomunismo, fue revisando posturas y enfocándose a la realidad
nacional.
El PCM, junto a otras expresiones de izquierda, mucho tiene que ver conque México tenga
actualmente un Gobierno de corte progresista. Fueron esos hombres y esas mujeres
valientes y en verdad heroicos que abrieron al sistema dictatorial que nos regía. Padecieron
la clandestinidad, las persecuciones y el encierro por sus ideas. Tan solo Campa estuvo
más de trece años en la Carcel, pero igual gente como Demetrio Vallejo y David Alfaro
Siqueiros, también padecieron represiones y encierro. Eran seres humanos de otra
estatura, auténticos luchadores sociales, desapegados de lo material y hasta de la familia.
Les debemos mucho en este México de libertades y alternancias. Hubo otro Comunista
ejemplar, Miguel Ángel Velazco, el ratón, xalapeño, quien cedió su lugar en el Comité
fundador de la CTM a Fidel Velázquez, para procurar la unidad del movimiento obrero;
estuvo con nosotros en Veracruz, donde hubo que rogarle para que aceptara ser Diputado
por lo menos un breve periodo. Del PCM siguió en línea el PSUM, el PMS y el PRD; aunque
no tan directamente muchos de los líderes de Morena también vienen de esa raíz.
Es obvio que el ideal Comunista era imposible en el mundo como se demostró con el
derrumbe de la URSS y su bloque, que simplemente no funcionó el socialismo realmente
existente tal y como se evidenció con su fracaso. De ahí que, a tiempo, incluso antes del
derribo del muro de Berlín, el PCM hizo su deslinde y abrazó causas democráticas y
sociales concretas y viables. No es difícil sostener que Cuba, Venezuela, China, Corea del
Norte, etc., no tienen nada que ver con el ideal Comunista de Marx y Engels, que se han
transformado en dictaduras con economía y partidos de Estado, sin igualdad, desarrollo y
libertades. Los comunistas mexicanos abrazaron una utopía y fueron consecuentes a riesgo
de perder la vida y la libertad; se forjaron en un ambiente místico e idealista, sin ambiciones
de dinero o poder. Si algo se les debe reconocer es ese ejemplo de entrega y convicciones.
Actuaron de acuerdo a su tiempo del lado del oprimido y lucharon contra injusticias y
poderosos. Muchas vidas de ellos se sacrificaron entre la represión y la militancia por una
causa que consideraban superior. Abandonaron estudios, trabajos y familias porque
pensaban que sus objetivos eran de valor superior. Después de ellos vino la política
electoral y el partidismo ya sin su mística, sus valores e idealismo.
Vale la pena estudiarlos y que mejor la oportunidad que se presenta con los foros y textos
que profusamente circulan en estos días. Se va a constatar que existieron personas así,
idealistas puros, de lucha verdadera y honradez monacal. Eso deberíamos de aprenderles,
sobre todo ahora que nos gobierna un partido que se asume como de la regeneración
nacional. Es evidente que en el comparativo los actuales dirigentes, salvando la diferencia
de épocas, quedan muy lejos de ellos. Ahora se inventan discursos y trayectorias, ahora se
habla de ideología sin definirla, ahora se llama lucha a sentarse en una curul, ahora se
copia a la masa que los comunistas criticaban. Si volvieran los comunistas, no para
implantar el comunismo que solo quedó en fantasma, sino en su militancia heroica, estarían
en la oposición ante el clientelismo y el partido hegemónico que tienden a regirnos como
aquellos tiempos del presidencialismo.
Recadito: nunca creí ver casos de acarreo corrupto en actos de AMLO; van a la quiebra
moral.
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