Uriel Flores Aguayo
Sin duda alguna toda la atención individual y colectiva debe girar en torno a la crisis de salud que nos está azotando. Seguimos en una situación delicada que vuelve secundaria cualquier otra cosa. Causa azoro cuando algunos grupos de ciudadanos se comportan como si estuviéramos en condiciones normales; pero la reacción es mucho peor cuando se observan a funcionarios que no predican con el ejemplo de las medidas de precaución o aparecen en frívolos actos de anuncios y entregas de materiales. Por excepción, a petición de amistades, abordaré en esta entrega mi opinión sobre las próximas elecciones municipales en Xalapa.
El todavía lejano relevo municipal tendrá como una de sus características principales la multiplicación de las candidaturas. Entre los partidos existentes, los nuevos ya sean estatales o nacionales y los independientes podríamos tener unos o unas veinte aspirantes. Puede haber un relativo efecto de dispersión del voto. La diferencia la pueden hacer las coaliciones. Los partidos nuevos la tienen bastante difícil porque no son conocidos y, en general, no surgen de una inquietud ciudadana. Es difícil encontrar razones por las cuales ganarían votos, al menos que postulen alguna figura fuerte. Para efectos prácticos un partido reciente es el equivalente a una candidatura independiente que, en los hechos, se constituye en un partido también. La votación se distribuirá entre fuerzas marginales, niveles medios y dos o tres punteros competitivos. Si un partido mediano quiere crecer y disputar la mayoría debe abrirse y no conformarse con posiciones edilicias.
En tanto gobierno, completando hegemonía estatal y federal, Morena está obligado a luchar por refrendar su posición. No la tiene fácil. Le costará refrescar su oferta de cambio y será evaluada por sus resultados. Su trabajo no ha sido espectacular como para hablar de algo singular o de profunda transformación. Sin darlo por hecho es posible que su legado tenga que ver con honestidad y transparencia, lo cual es positivo en si mismo. Habrá que verlo. Descreo de las descalificaciones y más de esas que generalizan y confunden. Tampoco creo que el gobierno xalapeño sea lo peor. Sus posibilidades pasan por algún factor externo y dos internos. El primero depende de que enfrenten algún o algunos polos opositores. Los otros tienen que ver con el perfil de su candidatura y de su unidad. Si desde el centro les ponen la candidatura con un perfil de mediano a alto, sus posibilidades de triunfo son mayores; en cambio, si la decisión se la dejan al gobernador y opta por criterios de amistad es más fácil que pierdan. Una equivocación grave y hunden a todos. Sin autocrítica, sin formación, con triunfalismo, con las viejas mañas, con soberbia y exclusiones se pueden llevar una desagradable sorpresa.
Con todo y el covid-19 merodeando una variedad de aspirantes se las arreglan para promoverse. Aparecen por ahí en alguna comida, publican opiniones, mandan despensas del DIF, se afanan por ser considerados periodísticamente, etc.. Se nota avidez y mucho interés personal. Lo ausente son las ideas, los proyectos y los cómo. Por calendario electoral y la pandemia falta mucho tiempo para que se perfilen abiertamente las aspiraciones de quienes nos quieren gobernar en Xalapa. Será una campaña singular, de pocas concentraciones y mínimo contacto personal. Con el miedo, la precariedad económica y las confusiones oficiales es mínima la atención que puedan atraer los y las aspirantes.
Al tratarse de una elección simultánea, federal y local, la municipal se distorsiona un poco. Las características locales, problemática y figuras, se pueden ver disminuidas por las tendencias de los partidos nacionales. Lo ideal es que la elección solo fuera municipal. Un
mal candidato apoyado por un partido nacional con alta tendencia se ve beneficiado; un buen candidato sin apoyo de un partido nacional se ve perjudicado. Será muy interesante registrar el papel que jueguen ciertas candidaturas por sí solas. La elección municipal gira en torno a la persona que porta la candidatura; sobre todo en lugares medianos o pequeños. Es una prueba inédita para un municipio como Xalapa.
Recadito: como dijo aquel, solo la ciudadanía salva al ciudadano.
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