Uriel Flores Aguayo
Se venía suponiendo, de alguna manera lo dejaron claro los líderes morenistas que lo invitaron públicamente, y se volvió inmediata tendencia popular que el Senador Ahued tenía amplias posibilidades de ganar la Presidencia de Xalapa. En efecto, las elecciones del domingo pasado confirmaron todo eso. Hubo un factor Ahued. No debiera eludirse en análisis puro la ausencia de una candidatura mayor que le hiciera contrapeso. Ese factor implica la salvación de las diputaciones destinadas al fracaso. De ese factor dependió en gran medida morena, que le debe todo a Ahued. Hay un resultado a favor del partido postulante sin que, necesariamente, se deba asumir como un éxito morenista, ya que el Presidente electo no les debe nada. Sin el era previsible un escenario parecido al de la Ciudad de México, donde morena retrocedió significativamente.
En el panorama de los votos hay apuntes indispensables. Del total de la participación, un poco más del cincuenta por ciento, más de la mitad va a Ahued, el treinta a David y un cinco a Raúl; hacen un total del noventa por ciento, dejando un diez para el resto de candidaturas donde tienen mayor alcance las de más gasto, esto es, mucha publicidad y despliegue de promotores, entre otros recursos de campaña. Buscar otros votos ya es cuestión complicada entre la ciudadanía en general, quedando únicamente los contactos personales y la imagen propia. El resto de la población no vota por nadie, se abstiene de sufragar y de ser plenamente ciudadanía en porcentajes similares a los del resto del país.
Hay una voluntad popular clara y se respeta sin vacilaciones. Se expresa por una persona en lo particular, en lo fundamental no es partidaria. En ese sentido debe pensarse en un gobierno amplio y abierto, de capacidades, gobernabilidad y razonable autonomía. La composición del Cabildo puede ser la que sea en su correlación partidista pero de seguir con el modelo opaco y excluyente de ahora, no servirá de mucho y tampoco producirá cambios importantes. Suponer que Xalapa cabe en uno o dos partidos, apelando a sus votaciones, es un error recurrente. Por mi reciente experiencia pude constatar que Xalapa no se debe definir en función de partidos, es más, dudo que existan realmente más allá de algunos grupos y dirigentes. Sin campañas electorales, espacios de reuniones y propaganda, incluyendo los utilitarios, los partidos en general son una especie de cascarones. Sin embargo, ahí están y pueden contar para los asuntos municipales siempre y cuando se preocupen por tener vida orgánica, deliberaciones públicas y asuman posiciones concretas sobre los asuntos principales de Xalapa.
A la hora de participar electoralmente con resultados adversos uno debe aplicar esencialmente la autocrítica. Esto es, reconocer lo que no se hizo bien, en lo que se falló y no haber cumplido los objetivos cuantitativos. Estuve en un proyecto ciudadano sin ataduras partidistas, con ideas claras y escasos recursos. El factor dinero sigue teniendo un peso enorme en las campañas. Los resultados no fueron los buscados. Queda la experiencia personal y colectiva, la formación de un gran equipo de trabajo, solidario, y el compromiso indeleble con Xalapa, que queremos de primera y consideramos nuestra casa común.
Recadito: mi gratitud y afecto a los colaboradores-as y votantes de esta campaña. ufa.1959@gmail.com |
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