El Partido Revolucionario Institucional transita en decadencia desde hace ya algunos años, acentuadamente a partir de cuando en el 2000 perdió la presidencia de la república. La descomposición interna que ya padecía en los albores de este siglo le impidió retornar a la presidencia en 2006 a causa de la profunda división provocada por el agandallamiento de la candidatura presidencial por Roberto Madrazo, que ya tenía adelantada Arturo Montiel gobernador del estado de México y por su inconformidad se integró el famoso TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo) quien en la elección presidencial fue relegado electoralmente detrás de Calderón y de López Obrador. Fue un premonitorio aviso. Pero el PRI aun gobernaba territorialmente el país por el gran número de gobernadores emanados de sus filas y logró el triunfo en 2012 con Peña Nieto. Sin embargo, ya estaba macilento, así lo denunció muy gráficamente la fotografía en donde el presidente de la república aparece rodeado de gobernadores priistas pues buen numero de ellos terminaron en la cárcel acusados de corrupción, Duarte, entre otros. Durante los seis años de Peña Nieto el PRI fue perdiendo capital político de manera acelerada pues fue derrotado en entidades federativas de gran importancia, Jalisco y Veracruz incluidas. Para el colmo, aprovechándose de la debilidad que ya sufría el PRI, el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, pese a perder con MORENA esa entidad se hizo de la presidencia del PRI nacional, contó para ese propósito con la colaboración de Rubén Moreira y otros priistas de bajo perfil, aprovechándose que actores políticos como Manlio Fabio Beltrones, Gamboa, Osorio Chong, etc., tuvieron que mantenerse quietos y bajo el riesgo de ser indiciados por el gobierno encabezado por López Obrador, había mucha cola para pisar.
Así comenzó “la era” de “Alito” Moreno al frente del PRI, a este personaje sobre quien pende la latente amenaza del desafuero le está correspondiendo entonarle la marcha fúnebre al gran partido que fue el Revolucionario Institucional; ahora recorre algunos municipios veracruzanos acompañado de una escuálida comitiva que no despierta interés, maneja un discurso poco convincente respecto a su pretendida “competitividad” electoral que dice potenciar si va en alianza con el PAN. Pero ¿qué ofrece a cambio si no ganó por mayoría uno solo de los 300 distritos electorales el dos de junio pasado? Sabe Alejandro Moreno que el PAN analizó ya el costo beneficio de una posible alianza con el PRI y esa ecuación resultó toxica, luego entonces resulta que el PAN prefiere ir solo que mal acompañado. Arremete “Alito” contra Movimiento Ciudadano, lo califica de “esquirol” de MORENA porque el partido naranja lo repulsa: “con el PRI ni a la esquina”. Así, esa pugna entre los partidos de oposición refleja la dramática situación oposicionista, van en dirección inversa a la fortaleza electoral de MORENA. “Alito”, un fantasma que recorre Veracruz. |
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