A estas alturas no sabemos a ciencia cierta si se llevará a cabo la consulta popular para la revocación de mandato o no. Se ignora cuándo sería y cuántos millones de pesos costaría.
Los mexicanos se encuentran divididos entre quienes apoyan a ultranza al presidente Andrés Manuel López Obrador y quienes serían felices si le revocaran el mandato.
Por un lado los beneficiarios de programas sociales, jóvenes, adultos mayores y otros, reciben puntualmente su dinerito. Ellos sin lugar a dudas se pronunciarían por el “No” a la revocación.
Y por el otro, los opositores denuncian el aumento de muertes por la inseguridad y la pandemia, y el crecimiento del desempleo y la pobreza, de acuerdo a las cifras de CONEVAL.
Estos votarían de volada para mandar a AMLO derechito a “La Chingada”… su rancho en Tabasco. Hasta ahora unos y otros parecen empatados y exigen la celebración de la consulta.
El presidente confía en ganar de calle la votación y continuar en el poder. Sus adversarios están seguros de salirse con la suya alcanzando mayoría en las urnas. No coman ansias.
Exista una tercera vía, la de quienes proponen no realizar la consulta dizque para no caer en el juego del presidente. Es una farsa, un distractor, etcétera, etcétera, sugieren.
En mi opinión, haya consulta o no, el presidente Andrés Manuel López Obrador no se va. Es más, si pudiera, ¡espero equivocarme!, maniobraría para prolongar el período constitucional.
Ha otorgado todo su respaldo a las fuerzas armadas, aumentándoles en primer lugar el presupuesto y concediéndoles la ejecución de las obras públicas más importantes del régimen.
El pasado viernes 13, en el Campo Militar Marte, AMLO dijo:
--El apoyo más importante que ha recibido el gobierno que encabezo es el que me han brindado la Secretaría de la Defensa y la de Marina.
--“Las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica y, en su mayoría, de la más elemental buena fe” –puntualizó contundente el presidente ante los militares.
En otras palabras, no se hagan bolas, Andrés Manuel López Obrador no tiene intenciones de irse antes de concluir el sexenio. Esta sería la buena noticia para sus millones de simpatizantes.
Y para sus críticos, la buena es que por ley, entregará el poder dos meses antes, el 30 de septiembre de 2024… si no ocurre ningún evento extraordinario de aquí a esta fecha. |
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