En relación a la Guardia Nacional no hay por qué rasgarse las vestiduras. A las víctimas de delitos violentos, tales como secuestros, extorsiones, asaltos o levantones lo que les importa es que haya seguridad. Igualmente a los familiares de quienes han sido ejecutados.
La gente anhela recobrar la tranquilidad; trabajar y vivir en paz dentro y fuera de su hogar. Como en varios países y como aquí en otros tiempos. Hay jóvenes que nacieron y viven aún en un mundo violento. No han conocido la seguridad que nosotros alguna vez disfrutamos.
Han fracasado las policías municipales, estatales y federales. También la Marina y el Ejército. Los asesinatos van en aumento. Los pesimistas opinan que la violencia llegó para quedarse, que jamás habrá seguridad en este país.
Las mafias del crimen organizado se infiltran en el gobierno y corrompen todo lo que pueden. Parecen haber rebasado al Estado.
¿Podrá Andrés Manuel López Obrador o fallará como Felipe Calderón en su guerra contra el narcotráfico?
Se escuchan fuertes voces en contra de que un militar encabece la recién creada Guardia Nacional. Temen abusos, excesos o violaciones de derechos humanos. Tal vez no se equivoquen.
Sin embargo, y para estar a tono con la cuarta transformación obradorista, si sometiéramos a consulta el tema, acaso la mayoría prefiera la seguridad, aunque sea un militar y no un civil quien dirija la Guardia Nacional.
Deseamos de nuevo vivir y trabajar en paz.
Al fin que siempre habrá la posibilidad de que los medios de comunicación, “las benditas” redes sociales y en general la opinión pública estemos atentos y vigilantes para denunciar e impedir eventuales atropellos de militares y policías.
Porque si la Guardia Nacional, conformada por policías militares, navales y federales, no puede frenar la violencia, si la delincuencia organizada resulta más poderosa, entonces sí estaremos arruinados y habremos de exclamar ¡sálvese quien pueda!
Cuando hace unas semanas escribí en este espacio sobre la percepción de que el ejército estaba asumiendo el poder, hubo amigos que me calificaron de exagerado. No me equivoqué, los militares comenzarán por tomar el control de la lucha contra la delincuencia organizada. Si triunfan, continuarán al mando.
Al principio quizás les aplaudiremos y felicitaremos por devolvernos la seguridad perdida. Después sabremos si resultó peor el remedio.
Por lo pronto, confiemos y esperemos que la Guardia Nacional, con un general del ejército al frente, tenga éxito contra el hampa. |
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