En reunión de colegas llevada a cabo el viernes pasado, donde saboreamos deliciosos platillos, zacahuil y armadillo incluidos, traídos desde el norte del estado por cortesía de estimados amigos, se plantearon diversas propuestas sobre el papel de los medios de comunicación ante la renovación de gobierno.
Imperaron la cordialidad y la fraternidad en la convivencia en la que no estuvieron todos los que son, aunque ojalá más adelante sean también convidados para que participen en estas enriquecedoras conversaciones. Las conclusiones pronto serán dadas a conocer por los organizadores del evento.
Se suscitó civilizado debate al proponerse la desaparición de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas. Las opiniones se dividieron entre quienes sostienen que este organismo debe desaparecer y los que sugieren que continúe pero que esté conformado por verdaderos comunicadores y no por empleados al servicio del gobierno en turno.
Hubo muchas más entusiastas iniciativas de los asistentes.
En lo personal insisto: o desaparece la controvertida CEAPP o que se transforme para que realmente sirva al gremio. Hasta hoy ha sido un cero a la izquierda.
Es preciso, además, promover una ley integral de comunicación social y, aprovechando el viaje y ante el creciente número de periodistas asesinados, que se le otorguen no sólo garantías y las prestaciones de ley correspondientes, sino seguro de vida a todo aquel que acredite ser reportero.
La idea no es descabellada, hace tiempo un régimen estatal aseguró a varios colegas. Dirán que a título de qué se va a privilegiar a unos cuantos si somos alrededor de 8 millones de veracruzanos. Tal vez tengan razón quienes así opinen, pero hay que tomar en cuenta que nunca como ahora habían sido ejecutados tantos comunicadores en el ejercicio de su profesión.
Lo cierto es que de aquí en adelante sobrevivirán los medios de comunicación que se actualicen, que se adapten a los nuevos tiempos, que se modernicen y sirvan a la sociedad; no los que a cambio de prebendas o dádivas se subordinen al poder político y económico.
No más adulaciones a políticos ni al mejor postor. Periodistas que mientan, que manipulen la información y no estén al lado de los lectores, se quedarán solitos con su alma.
Han cerrado sus puertas numerosos medios impresos, electrónicos y digitales por falta de publicidad, de convenios gubernamentales y de lectores suficientes.
Sobrevivirán y trascenderán los auténticos, valientes y honestos periodistas, los que se capaciten. |
|