Anoche experimenté insólito sueño. Un emocionado Andrés Manuel López Obrador anunciaba en su mañanera conferencia de este lunes, la cancelación de la consulta del próximo domingo para preguntar a los mexicanos si estaban de acuerdo o no en enjuiciar a los expresidentes. Al mismo tiempo decretaba que los más de 500 millones de pesos que se iban a gastar en la insulsa votación, se destinarían para adquirir medicamentos para niños con cáncer.
Encarrerado, AMLO informaba que la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda y la Fiscalía General de la República habían iniciado las correspondientes investigaciones contra Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto por enriquecimiento ilícito y delitos de diversa índole.
En este sueño posible, aunque no probable, el presidente declaraba también que todas las fortunas malhabidas de sus antecesores serían expropiadas y canalizadas para combatir la pobreza extrema.
AMLO iba más allá en sus osadas acciones. Exfuncionarios y cómplices de los exmandatarios también serían procesados y les decomisarían ipso facto los bienes robados al pueblo.
Volviendo al mundo real, he decidido enviar una carta al presidente López Obrador. Al fin que ni la leerá ni me hará caso. Cumpliré con revelarle mi ilusa idea onírica.
Ignoro a cuántos millones de ciudadanas y ciudadanos les interese ocupar su valioso tiempo en acudir a las urnas y votar por un “Sí” o un “No” irrelevantes en este caso. Todos deseamos que se haga justicia. No es necesaria una consulta para aplicar la ley.
Para curarme en salud, me amarro de una vez el dedo por si alguien me lo intenta cercenar por irreverente, pues no faltarán quienes me critiquen por este inocuo comentario calificándolo de locura, fuera de lugar, ilógico o inviable.
Se trata del simple sueño de una noche de verano de José el soñador. No se alteren.
En mi ingenua misiva remato pidiendo al presidente López Obrador que atienda cuanto antes la falta de medicamentos para niños con cáncer, castigue la corrupción de algunos de sus más cercanos colaboradores y parientes, combata la ola de violencia, el tremendo desempleo y el aumento de la temible pandemia.
No son enchiladas estos problemas como para resolverlos en un santiamén, ni son los únicos temas importantes, pero sí los más urgentes.
Y aquí les van mis modestos pronósticos para la consulta del primero de agosto: Baja votación. Asistirán los que sean obligados. Se pronunciarán por el “Sí”. |
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