Para servir a nuestros lectores, los reporteros echamos mano de distintos recursos que nos permiten obtener información anticipada de eventos relevantes. Estaríamos perdidos si no contáramos con fuentes fidedignas, no siempre oficiales.
Aun así, a veces nos equivocamos porque interpretamos mal los datos que se nos proporcionan o porque deliberadamente nos filtran información falsa, tergiversada o tendenciosa. En su afán de llevarse la primicia o las ocho columnas, algunos comunicadores no confirman la noticia y la publican. Allí se inicia su descrédito.
Por ejemplo, ¿cómo me enteré quiénes serían candidatos a la gubernatura hace dos años antes de que se difundiera la información oficial y cómo vaticiné quién ganaría la elección de gobernador en 2016?
¿Cómo supe que Javier Duarte de Ochoa dejaría la gubernatura antes del 30 de noviembre de 2016 y que sería llevado a prisión? No inventé esta información.
Y así, ¿por qué me atreví a publicar que los candidatos de MORENA arrasarían en las elecciones de Xalapa en 2017?
Los periodistas tienen acceso a las más altas esferas del poder político y económico, conviven y platican con encumbrados personajes pero no forman parte del mismo mundo. Se dan el lujo de entrevistar a Dios y al diablo y ello no significa que estén a favor de uno y en contra del otro, ni que pretendan quedar bien con ambos. Es parte de su trabajo.
Podemos difundir noticias o comentarios de índole política, económica, religiosa, social o hechos de sangre, denunciar actos de corrupción o promover causas nobles, etcétera. Es nuestra función.
Los reporteros estamos en todo y con todos sin que esto implique que no tengamos errores como humanos que somos. En ocasiones nos autocensuramos y omitimos información que pudiera poner en riesgo la vida de alguien, como en casos de secuestro.
Contra pronósticos de quienes aseguraban que a Andrés Manuel López Obrador no lo dejarían ganar la elección del primero de julio de este año, escribí que sería el próximo presidente de México. Acerté igual que más de 30 millones de mexicanos.
Formulo estas someras reflexiones porque el sábado fue presentado mi libro intitulado ADELANTE, de política y cosas más raras, editado por la Universidad de Xalapa, y en este modesto volumen expongo cómo me llegaron algunas noticias publicadas en esta columna. A veces por vías inverosímiles.
Me refiero también a pronósticos atinados y a ciertos sucesos y “cosas más raras” que parecen sobrenaturales pero no lo son y que a cualquiera de nosotros pueden habernos ocurrido y nada tienen que ver con la política.
Los invito a leer mi libro, prologado por Rubén Pabello Rojas, presentado por Carlos Manuel Aguirre Gutiérrez y Alfredo Bielma Villanueva, con comentarios de Rafael Castañeda Andrade, Carlos Vázquez Gándara y Marco Antonio Figueroa Quinto y las emotivas participaciones de las brillantes jóvenes Nátaly y Dany, ante selecta concurrencia de amigas y amigos en el auditorio de la Universidad de Xalapa, en acto presidido por el vicerrector Erik García Herrera, en representación del rector Carlos García Méndez. El moderador fue Carlos Antonio Vázquez Azuara. |
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