Hace medio siglo asumió la gubernatura Rafael Murillo Vidal. Pocos veracruzanos se enteraron. Había unos cuantos medios de comunicación y las noticias tardaban en llegar al pueblo. La política interesaba sólo a los que a ella se dedicaban. A la mayoría de la gente le daba igual quién fuera gobernador o presidente de la república.
Conocían, eso sí, al alcalde de su municipio. A los demás funcionarios públicos los veían distantes e inaccesibles para el común de los mortales. Pasó sin pena ni gloria y vino Rafael Hernández Ochoa, quien imitando al presidente Luis Echeverría, realizó recorridos por el estado pero no se le recuerda por obras importantes.
Lo sucedió en el cargo un desconocido burócrata de mediano nivel, Agustín Acosta Lagunes, mismo que a pesar de su complicado carácter resultó un gobernador visionario y renovador.
Fernando Gutiérrez Barrios duró en el cargo dos años y no obstante no haber ejecutado relevante obra pública, muchos ciudadanos no lo olvidan porque se condujo con sensibilidad y supo promover su imagen política.
Su sucesor, Dante Delgado, aprovechó los 4 años de su mandato para moverse por todo el territorio veracruzano e impuso más huella que si hubiese gobernado el sexenio completo.
Patricio Chrinos se caracterizó por su discreción, austeridad y honestidad. Y no heredó deuda pública a su sucesor.
Al entererarse que Miguel Alemán sería gobernador, infinidad de veracruzanos supusieron que por ser rico “no tenía necesidad de robar” y que el estado
entraría en una era de prosperidad. Les falló el optimismo. Contrajo millonaria deuda.
El caso de Fidel Herrera Beltrán fue escandaloso. Populista y derrochador, parecía “rey mago” repartiendo dinero a manos llenas y favores al por mayor. Lo idolatraban en cualquier sitio que visitaba. Con la controvertida bursatilización hipotecó al estado durante quién sabe cuántos años.
Javier Duarte lo superó en dispendio y aumentó la deuda en miles de millones de pesos más. Prometió bajar los índices de pobreza en 50 por ciento y no cumplió.
Está por verse o confirmarse cómo quedan las finanzas estatales ahora que Miguel Ángel Yunes Linares entregue el poder. Ofreció reducir la inseguridad a la mitad y no pudo… o no quiso.
Las esperanzas de miles de familias están puestas en Cuitláhuac García Jiménez, quien viene con ideas nuevas y frescas, con reputación de hombre honesto y bien intencionado y enarbolando la bandera de la cuarta transformación del estado.
Es difícil prever cómo o cuál será su estilo personal de gobernar. Esperamos que sea el gobernador que Veracruz demanda y necesita. |
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