Ayer las redes sociales lanzaron la noticia de que Fidel Kuri Grajales, orizabeño, dueño del extinto Tiburones Rojos de Veracruz, que el góber Cuitláhuac le da una manita de 400 millones por si Kuri quiere regresar el equipo al Pirata Fuente, circuló que estaba libre y había ganado el amparo para que le quitaran el brazalete, ya puede salir del arraigo, puede moverse en libertad y salir del país, si así lo desea. Fidel pelea contra el monstruo de la FEMEXFUT, liderada por Yon de Luisa, que es un hampa en ese giro, y por Mikel Arriola. Es un caso que, si lo gana, me dijo un conocedor, les cobrará millonarias cantidades en dólares, porque una ocasión le tendieron una trampa de que abonara millones para no desafiliar al equipo y lo desafiliaron. En fin, esta historia continuará. To be continued, diría Kamalucas, un filósofo de mi pueblo.
CHUMEL TORRES Y RICARDO HUED
También circuló la nota de que Chumel Torres, había sido vetado para presentarse en Xalapa, por el alcalde y empresario Ricardo Ahued Bardahuil. Chumel es un youtuber, comentarista radiofónico, hombre desmadroso que, en su programa de la Una, antes del de Joaquín López Dóriga, le da vuelo a la hilacha con sus tres amigos del micrófono, en Radio y Telefórmula, La radio de la república. Chumel era conocido, muy escuchado, pero brotó a la fama cuando en una mañanera el presidente se fue contra él. Lo puso al nivel de sus adversarios: Ciro, Joaquín, Sarmiento, Aguilar Camín, Loret y todos se fueron a escucharlo. El presidente lo aupó a las ligas mayores. Desde ese día Chumel hizo cera y pabilo con el preciso, le dio el galardón de tenerlo entre sus adversarios. La leyenda cuenta que antes tenía un programa en HBO y hasta allí llegó la mano de Jesús Ramírez Cuevas, vocero de AMLO, y fue despedido. Pero en Radio Fórmula son intocables, el mismo presidente dijo hace poco que todos los comunicadores de Radio Fórmula estaban en su contra, ninguno hablaba bien de él, muy cierto. Bueno, el asunto es que ayer con López Dóriga, Chumel Torres se quejó de que había sido vetado para actuar en Xalapa, no sé si en el Teatro del Estado o en algún otro sitio, y que ya se iba a Veracruz Puerto en abril, que allá no había problema. López Dóriga culpó al alcalde del plástico, Ricardo Ahued Bardahuil, y alguien decía que el Teatro del Estado es del gobierno estatal, si, pero los permisos de presentaciones son municipales. A Ahued le fue como en feria en las redes, de barbero y arrastrado no lo bajaron. Lamesuelas de la 4T, le puso uno. Ahued lo niega, era lo menos. Chumel: “A nosotros nos dijeron, no hay forma de que este güey se presente aquí en Xalapa”.
CONTRA PROCESO
Proceso tiene la mano muy libre. Fue y ha sido un semanario que ha sido crítico de todos los gobiernos federales. Todos los presidentes lo han odiado. Al semanario. Al inicio del sexenio, el hijo de la leyenda, Julio Scherer García, entró a trabajar casi como mano derecha de AMLO, hasta que una mañana el hilo se rompió por lo más delgado y se marchó, o lo marcharon, y a su barco le llamó libertad. Amigos cercanos le decían que no trabajara en ese gobierno. Qué un día el presidente no aguantaría vara, como fue, por las criticas libres de ese semanario, adonde Scherer hijo no tiene más influencia que la del nombre del heredero. “Al periodista lo avalan los hechos, sin ellos está perdido”, decía este periodista. Una vez, premonitoriamente quizá se refería a este gobierno: “Me duele decirlo: un gobierno que se valora por su imagen, es un gobierno frívolo. Pesadas tareas nos esperan a los periodistas. Esta es nuestra pasión”. Sucede que hoy el diario El País sobresale con una nota: “La fiscalía investiga a Julio Scherer por supuesto enriquecimiento ilícito y lavado de activos”. Comienza la noche de los cuchillos largos, ayer se llevaron dos en ese tren, Genaro García Luna, al que acusan de tener más dinero que Slim y Bill Gates juntos, y ahora Julio Scherer. El brazo de la 4t cobrando venganza, porque la venganza es un plato que se come frio, dice el poeta. Julio lo niega. Acusa que ‘es una campaña para desacreditarlo’. Así ha sido esa historia, gente que llegó con la 4T y el gobierno de AMLO como sus fieles escuderos, el primer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, la tía Tatis y ahora Scherer (63 años), llegaron en el tren de la revolución morenista y de repente los mandaron al cabús y una mañana que el preciso estaba irritado, los tiraron al andén, y a sufrir se ha dicho, porque nada se sufre más cuando un gobierno te avienta toda la caballería en contra. Al comienzo todos éramos iguales, ingenuos y felices hasta que la raza nos distanció, la religión nos separó y la política nos dividió.
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