Después del descalabro de su Consulta Popular, que él lo celebró como un triunfo, el presidente anunció en esa misma sesión de la mañanera, que el precio del gas lo había regulado, y eso es mejor, piensan algunos, que meter de gasera a Pemex, que apurado puede con el petróleo y el gas y su alma y sus finanzas quebradas. El gas ha bajado, lo venden a 11 pesos el kilo, lo que celebran las clases populares, la gente que sufre y puja cada vez que tiene que comprar gas. La otra, anunció que habrá premios a los cuartos lugares olímpicos, algo muy bueno porque la predicción de la fracasada directora del deporte, Ana Guevara, de que los y las mexicanas traerían 10 medallas olímpicas, solo ocurrió en sus sueños guajiros. Dos buenas medidas del presidente, hay que motivar a esos cuartos lugares, sobre todo el de la gimnasta mexicana, Alexa Moreno, que por nada se lleva la de bronce. Y Rommel Pacheco, otro clavadista que estuvo cerca de la gloria. Bien por eso.
LA TORRE MOCHA
Cuando un día llegó el presidente AMLO a Veracruz y le echó la maldición de la Blonda y los polvos de la bruja a la Torre Mocha, “un edificio altísimo”, le llamó, cerca de la estatua del barbón Carranza, los mariachis callaron. El gobierno de Veracruz suspendió la obra y, 39 días después, ya levantaron los sellos. Buena noticia para los inversionistas, esa torre languidecía, porque los trabajadores estaban ausentes, y ahora se les ve de nuevo chambeando.
JUGAR CONTRA BRASIL
Jugar contra Brasil, debe ser peor que querer atravesar, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la línea Maginot, aquella que Francia construyó para que los Nazis no pasaran y pasaron casi caminando. Un verdadero fracaso. Las 3 de la mañana en México, anunciaban que el despertador sonaba y había que rezar y encomendar a nuestros seleccionados a que la fuerza los acompañara. Brasil es una potencia, la veamos desde cualquier arista. Han tenido campeonatos del mundo y glorias como Pelé. Y su historia. México ahí va, lidiando con este mugre plantel de directivos del futbol mexicano, que permiten jueguen extranjeros en demasía en nuestro futbol, quitando la oportunidad a los nuestros de sobresalir, y por eso siempre andamos que nos faltan los delanteros y los defensas. Pero esa es otra historia de fracasos. Los primeros 40 minutos fueron de asedio, los soportaron los olímpicos mexicanos. Luego las cosas se emparejaron y llegaron los malditos penales, que México siempre ha sufrido en esa cosa de tirar y meter el balón cuando te encuentras, a balón parado, solo contra el portero y el mundo. Los brasileños se veían sobrados y mamilas. A Lainez, que es chiquito, esos grandulones lo miran de arriba hacia abajo. El otro mamón, Dani Alves, decía que pasarían sobre nosotros y apurado nos pudieron ganar. Pero ya los espera España, para que se metan con alguien de su tamaño. Un gran equipo olímpico, que ojalá no eche a perder esa cosa llamada Tata Martino. El gran entrenador mexicano, Jaime Lozano, dijo que estos muchachos deben irse a Europa: “Si queremos ser potencia necesitamos jugadores en las mejores ligas”. Aquí en México no hay la competición que tienen en Europa. Viene la de bronce, pelear contra Japón, que no es hueso fácil de roer, ya nos ganaron, pero el equipo ha venido asentándose poco a poco y mejorando. Sea cual sea el resultado, cumplieron y nos dejaron a los mexicanos, primero zombies y atarantados, por poner el despertador a las 3 am, luego un poco desconsolados, pero viéndolos que no se achicaron, que no se amilanaron frente a ese uniforme grande de Brasil. Grandes días los esperan.
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