En febrero de 2019, a unos meses de recibir el gobierno, el presidente López Obrador presentó su Plan de Fortalecimiento para Petróleos Mexicanos. En esa ocasión, en Palacio Nacional dijo: “Estoy convencido de que el principal problema de Pemex, lo que llevó a Pemex a estos extremos de debilitamiento fue la corrupción. Si acabamos con la corrupción, Pemex va a renacer y esto aplica para el país”. ¿Cumplió su palabra el presidente López Obrador? Por supuesto que no. PEMEX es la empresa más endeudada del mundo. Una nota de El Economista lo dice de esta manera: “Según el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, la estatal ya no contraerá crédito durante lo que resta del año, aunque cerrará el 2024 con una deuda financiera de 94,500 millones de dólares mientras sigue siendo la petrolera más endeudada del mundo”. Sobre el futuro de PEMEX y de su director Octavio Romero, el columnista de El Universal, Mario Maldonado, anota: “La deuda de Pemex se ubica actualmente en unos 106 mil millones de dólares, cuando a finales de 2018 ésta rebasaba apenas los 100 mil millones. La meta era reducirla de manera significativa en esta administración, por lo que el objetivo no se cumplió. Tampoco se alcanzará la meta de producción de 2.6 millones de barriles diarios de hidrocarburos planteada para el 2024, puesto que al cierre del año pasado esta cifra andaba en 1.6 millones de barriles al día, por debajo incluso de los 1.7 millones promedio que se extraían en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto”. La suerte de Octavio Romero está echada. El amigo de López Obrador que se ocupó de poner a todos sus parientes en la nómina de PEMEX deberá rendir cuentas, ya sea que gane la elección Xóchitl Gálvez o la misma Claudia Sheinbaum.
El derrotero de Adán Augusto. Gobernador de Tabasco, secretario de gobernación, precandidato presidencial, operador de la Sheinbaum, coordinador en Morelos
Vaya, vaya, con don Adán Augusto López, amigo de juventud del presidente López Obrador. Quien fuera gobernador de Tabasco, estado natal del presidente, fue llamado a la secretaría de Gobernación en lugar de Olga Sánchez Cordero. Desde ahí aspiró a ser presidente de México y se anotó como precandidato de Morena a la presidencia. Pero no ganó la encuesta, hasta Gerardo Fernández Noroña le ganó. A manera de consuelo Claudia Sheinbaum lo nombró como uno de sus tres coordinadores de campaña; los otros dos fueron Ricardo Monreal y Fernández Noroña. Pero Adán Augusto sabía que esa coordinación y nada eran lo mismo, por ello nunca se presentó a trabajar y se fue de vacaciones con la familia. A su regreso se dio cuenta de que nada había para él. Por ello mejor se fue a Morelos, donde lo hicieron coordinador de campaña de Margarita González Saravia, candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” al gobierno de Morelos. Desde Morelos un Adán Augusto resignado declaró: "En todos los rincones vamos a ir a las más de 900 secciones electorales, ayudando, organizando, trabajando para que el próximo 2 de junio sea irrefutable el triunfo de la próxima gobernadora de Morelos". Este ha sido el derrotero de Adán Augusto, un pobre diablo que en algún momento se sintió en la cima del Monte Olimpo.
López Obrador confiesa: “Casi casi culpan a mis hijos de que el balasto que vendieron fue el que ocasionó el descarrilamiento del Tren Maya”
Dice la máxima bíblica que “de la abundancia del corazón habla la boca”. El presidente López Obrador tuvo un lapsus de sinceridad al hablar de sus hijos y de la obra del Tren Maya. El presidente de México dijo que, si sus hijos están metidos en negocios ilícitos, pues que los castiguen. Lo siguiente que dijo fue una confesión: “Casi casi culpan a mis hijos de que el balasto que vendieron fue el que ocasionó el descarrilamiento del Tren Maya”. ¿El balasto que “vendieron” sus hijos? Es decir, el presidente reconoce que sus hijos vendieron balasto para la obra del Tren Maya. Si bien es cierto que directamente los hijos de López Obrador no vendieron balasto para la obra del Tren Maya, sí hay evidencia de que sus hijos operaron para que los primos y amigos hicieran negocio con el balasto. Los audios del reportaje de Latinus dejan poco margen para la duda. Los parientes y amigos de los hijos del presidente no sólo vendieron balasto para el Tren Maya, sino que lo vendieron a sobreprecio y además de mala calidad. Pedro Salazar Beltrán confesó de manera cínica que tenían que dar una mochadita para que les aceptaran el balasto de mala calidad y después sentenció: “Ya cuando se descarrile el Tren, ya va a ser otro pedo”. De modo que lo confesado por el presidente tiene mucho sentido: “Casi casi culpan a mis hijos de que el balasto que vendieron fue el que ocasionó el descarrilamiento del Tren Maya”.
Armando Ortiz @aortiz52 @lbajopalabra
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