El último día de un presidente que nunca dejó de decir mentiras. Un presidente que cada que alguien lo desmentía o le mostraba datos reales terminaba diciendo, “nosotros tenemos otros datos”. Lo increíble de todo esto es que muchas personas se lo creyeron, muchos mexicanos se bebieron sus mentiras con gusto, con satisfacción. De acuerdo con datos de la UNESCO, el rezago educativo en México provocó un retroceso de 20 años. La política educativa en el sexenio de López Obrador fue retrograda, como retrógradas fueron los que diseñaron los libros de texto. De acuerdo con un reportaje de Crónica, “esta caída en la escolarización de la educación obligatoria (básica y media superior) que mide el porcentaje de personas que están matriculadas en edad escolar, comenzó a disminuir a partir del ciclo escolar 2018-2019 pero la caída se profundizó aún más con la pandemia por Covid pues México fue el noveno país con el cierre total más prolongado (53 semanas) a nivel mundial, de acuerdo con la Unesco”. Esta situación es sumamente lamentable, pues mientras en otros países los sistemas educativos crean juventudes competitivas, en México la educación pública crea obreros no calificados. Por supuesto, si el hijo de un mexicano sale de la escuela y no quiere seguir estudiando, pues tiene un año de beca con el proyecto Jóvenes Construyendo el Futuro. Pero un año no es la vida laboral de un joven. Las consecuencias de este rezago educativo, por supuesto, las veremos en corto tiempo.
López Obrador se la pasó presumiendo que la economía crecería un 5% anual. Su crecimiento fue inferior al de otros países de AL; sólo el 0.8%
Durante su campaña presidencial López Obrador prometió que la economía del país crecería en 5 por ciento anual; 5 por ciento cada año de su sexenio. El candidato López Obrador dijo que hacer crecer al país era cosa fácil, bastaba con desterrar la corrupción del gobierno. ¿Cuánto creció el Producto Interno Bruto (PIB) durante el sexenio de López Obrador? De acuerdo con un reportaje del periódico Reforma, “durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que termina hoy, la tasa compuesta de crecimiento anual del PIB de México resultó muy inferior a las de otros países, incluso latinoamericanos. Con datos del Inegi y la proyección más reciente de la encuesta de Citibanamex con grupos financieros, la actual Administración termina con una tasa anual de apenas 0.8 por ciento. En contraste, datos del Banco Mundial y las más recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional arrojan que, durante el mismo periodo, Colombia creció 2.5 por ciento anual; Brasil, 1.75, y Chile, 1.61 por ciento, por ejemplo. Y en economías más avanzadas, los aumentos fueron de 4.9 por ciento en China, de 2.2 por ciento en Estados Unidos, de 1.3 en Canadá y de 1.1 en la Unión Europea”. Es decir, López Obrador sacó a unos cuantos de la pobreza extrema para meter a millones de mexicanos en la pobreza a secas.
En Acapulco habitantes piensan irse a otra ciudad, “donde no haya huracanes, donde no haya delincuencia”. Palenque es una buena opción, ahí AMLO construyó su propio paraíso
En Acapulco, un año son los temblores, otro año los huracanes, al año siguiente otro huracán. Pero durante todos los años la extorsión, la delincuencia, la inseguridad. Acapulco, Guerrero ha dejado de ser el paraíso que se promocionaba en películas y documentales. Los acapulqueños piensan que por ese puerto están transitando los “jinetes del Apocalipsis”. La tragedia no los deja vivir en paz. Reporteros del periódico El universal entrevistaron al señor Jorge Forte, un hombre que se jubiló después de trabajar por años en el aeropuerto de Acapulco. Jorge Forte mostró a los reporteros las condiciones en que dejó su casa el huracán John. Dice que apenas pasó el huracán el agua le llegaba al cuello; a la hora de entrevistarlo el agua ya le llegaba a la cintura. Sus autos están anegados, lo mismo que sus aparatos electrónicos. Harto de todo lo que pasa en Acapulco, Jorfe Forte dice que está pensando en mudarse, junto con su familia a otra ciudad, “otra ciudad donde no haya huracanes, donde no haya delincuencia, donde no haya temblores. He estado viendo opciones, pero es algo que debo comentar en familia porque no es una decisión sola, tengo que preguntar a mi esposa, mis hijos”. Muchos acapulqueños apenas se estaban recuperando de la devastación del huracán Otis cuando el huracán John llegó a arrebatarles todo de nuevo. Y lo peor es que el gobierno, sin el Fondo Nacional para Desastres Naturales (FONDEN), no puede brindarles mucha ayuda. Tal vez una opción para mudarse sea en Palenque, cerquita del rancho “La Chingada”, donde el presidente López Obrador uso el dinero del FONDEN para construir su propio paraíso.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra
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