Cierto es que Andrés Manuel López Obrador, no ha cumplido mucho de lo que prometió, que su gobierno ha tomado decisiones que un amplio sector de la sociedad piensa que no van en el camino correcto, premisa que coincide con indicadores especializados y múltiples hechos: cero crecimiento y desconfianza en las inversiones, por el contrario a la alza el desempleo, pobreza y el costo de productos básicos; recortes presupuestales que han afectado actividades sensibles de la sociedad; la violencia en una escalada brutal cuyo número de muertos amenaza con superar las cifras de sexenios anteriores, continúan los delitos de alto impacto y las desapariciones, los feminicidios y agresiones contra las mujeres en aumento considerable. Las acciones en contra de la corrupción puestas en tela de duda por tantas asignaciones directas y, por el patrimonio poco claro de algunos de sus funcionarios.
A esta situación que se venía presentando desde 2019, se debe agregar la pandemia ocasionada por el COVID-19 y la tardía y poco acertada respuesta del gobierno para implementar a tiempo una estrategia de contención del virus, ahora sabemos más mortal de lo que nos dijeron, así como el descuido imperdonable para proteger a médicos, enfermeras y demás personal de salud, al no dotarles en tiempo y forma de material e instrumentos de protección adecuada, pero sobre todo la resistencia del ejecutivo para promover con el ejemplo los cuidados que debe tener la gente y adoptar medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, como es el uso del cubre bocas, limpieza y la aplicación de pruebas para detectar enfermos y evitar la propagación del virus.
Para colmo, a pesar de que las estadísticas nos ubican dentro de los países con mayores contagios y número de muertos, sin medir las consecuencias y sin las condiciones adecuadas, el gobierno urgido por sus planes económicos y de infraestructura ha cometido la imprudencia de apresurar el desconfinamiento, por su parte la gente comienza a salir poniendo en riesgo en su salud y de sus familias, un tanto animada por los mensajes de equivocado optimismo de López Obrador y su reanudación de giras por el territorio nacional, y por la imperante necesidad que tienen de generar un ingreso para satisfacer sus necesidades elementales de sobrevivencia.
A esta grave situación debemos agregar la falta de sensibilidad del gobierno para atender a las personas con mayores necesidades y su empecinamiento de llevar a cabo proyectos de costo millonario, que por lo menos en este momento parecieran un despropósito, y por si fuera poco, las organizaciones violentas se atreven a difundir su poderío bélico en franco reto al Estado. Cabe anotar que si las cosas no van bien en el nivel federal en algunos estados como Veracruz y Morelos es aún peor, se vive un terrible caos administrativo a lo que hay que sumar corrupción, ineficiencia y nepotismo.
Aun con todos los desacuerdos que se puedan tener con las medidas tomadas por el gobierno federal y los desencuentros que se puedan tener con su titular aunque se empeñe en polemizar todos los días, nada justifica el discurso violento y soez en contra de Andrés Manuel López Obrador, como lo promueven y practican los dirigentes de FRENA, mucho menos es conveniente alentar su dimisión, porque fue electo en un proceso democrático para un periodo determinado que solo podría interrumpirse por causas verdaderamente extraordinarias y mediante un proceso constitucional previamente establecido. En nada ayuda un tortuoso camino de injurias y de agresiones falto de argumentos sólidos en un afán golpista, pero peor, sin sentido, sin razón y grotesco.
Definitivamente el odio y la confrontación no nos llevaran a buen destino, por supuesto debe haber debate, enérgico y objetivo. La verdadera oposición expone sus argumentos basados en hechos evidentes, señalando con vehemencia respetuosa aquellos que pudieran ser contrarios a la sociedad y que el gobierno efectúa, con matices de tragedia a veces porque la realidad y la urgencia por atender sus causas lo amerite, y cuando el dialogo se agota recurren a las instituciones para que se resuelvan los conflictos y diferencias que surgen de sus desacuerdos con el gobierno.
Esa oposición proactiva y respetuosa propone el dialogo, no confronta sin razón aunque se opone con valentía cuando se amerita, su participación siempre busca resolver problemas apremiantes, desde hace más de 20 años ha puesto en la agenda nacional terminar con los privilegios, regular salarios, Revocación de Mandato, un menor número de procesos electorales, transparencia, luchar contra la corrupción y terminar con la impunidad, que se garanticen los derechos fundamentales y mejorar la vida de los mexicanos, defiende el federalismo y la soberanía de los estados, busca justicia, concordia, la paz y el progreso de la sociedad, sus dirigentes han sufrido en carne propia la represión de gobiernos autoritarios, detenidos injustamente y liberados cuando quedó comprobado que tales agresiones fueron orquestadas por el Estado represor, dejando en evidencia su proceder ilegal cuando a uno de ellos, un gran estadista que encabezó el mejor gobierno que ha tenido Veracruz, la corte ordeno que se resarciera su honor ordenando una indemnización simbólica, convirtiéndose así en el único ex funcionario público que gana un juicio por daño moral al Estado Mexicano.
Actualmente esa oposición histórica busca incansablemente desde el Congreso que se otorgue un Ingreso Vital para los ciudadanos más vulnerables, que les ayude a superar los estragos que ha provocado la pandemia de Covid-19 que azota al mundo, sus votos siempre han estado al servicio de la patria, sea para apoyar las buenas propuestas del gobierno o sea para contener los excesos que han pretendido.
JORGE MARÍN BARRAGÁN |
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