Un hombre brillante causa admiración, pero también envidia. Está normalmente destinado al éxito, pero no exento de problemas y ambas cosas son tan grandes como sus aspiraciones, pierden algunas batallas, pero sus guerras nunca y sus triunfos suelen ser rotundos. Dante Delgado es de esta clase, su trayectoria y sus logros así lo consignan.
Es tan importante el político veracruzano, que su reciente visita captó la atención de los medios y activo la envidia y mala sangre de sus malquerientes, sabedores que su buen recuerdo permanece en el imaginario colectivo y sus obras son una innegable realidad de su legado como gobernante, que inmediatamente enviaron a sus gatilleros de la tinta para con sus deprimentes plumas lanzar sus peores calumnias, para eso les pagan con recursos amasados con la corrupción.
Don Fernando Gutiérrez Barrios y Dante Delgado tuvieron una entrañable amistad que perduró hasta el último día de la existencia del caballero de la política, pero, las palabras se las lleva el viento y, las que llevan lodo, aunque de momento ensucian, al secarse caen tan pesadamente como el prestigio del sinvergüenza que las difunde, por el contrario, hechos son amores.
A pesar de las insidias, que desde que fue coordinador de campaña del hombre leyenda, difundían quienes por su dinamismo y efectividad fueron relegados a un tercer y cuarto plano, por holgazanes y faltos de profesionalismo, fue nombrado Secretario de Gobierno, donde con eficacia ejecutaba las instrucciones de su amigo el Gobernador.
Si bien gozaba de la amistad y la confianza de Don Fernando, su entrega absoluta al encargo que le había conferido terminó por reafirmar el aprecio personal y dimensionar su enorme capacidad que tenía para el trabajo y para resolver satisfactoriamente el más complejo de los problemas, un funcionario de 24 horas y eficaz.
Cuando Dante Delgado rompió con el sistema, el encargado de ofrecerle una salida política a su valiente decisión fue precisamente su amigo, la cual, con la confianza y el respeto que se profesaban, cordialmente rechazó.
Cuando compitieron por la senaduría de Veracruz nunca hubo una falta de respeto ni de uno ni de otro, por supuesto los buitres quisieron ponerles una celada, pero nunca fructificó porque ninguno de los dos comía carroña como si lo hacían los autores de semejante pretensión.
El respeto y la amistad permanecieron intactos entre ambos, se llamaban y se reunían sin previa cita, como lo hacen los amigos, por supuesto platicaban de los problemas del país, pero el mayor tiempo la charla era sobre sus vidas, viajes y la familia.
El autor de la columna línea caliente, Edgar Hernández, con su calenturienta imaginación, colapsada quizás por el consumo de tanto antidepresivo, afirma, sin mayor prueba que su devaluada palabra, que hubo negociaciones, que por supuesto no existieron, con Fidel Herrera para favorecer a Javier Duarte, dice que a cambio de un escaño y un súper billetazo, ante la falta de evidencia que sostenga su calumniosa nota, pareciera que señala refiriéndose a propia experiencia, en su afiebrada columna, que bien pudiera llamarse “línea falaz”, no podía faltar la cereza que todo costoso pastel lleva de adorno, mencionando al tristemente célebre Miguel Ángel Yunes Linares, para referirse a las alianzas partidistas que se dieron dentro del marco de la ley y las instituciones electorales para llevar como candidato a Miguel Ángel Yunes Márquez, en ese punto solo basta recordarle que los hijos de alguien no deben cargar con culpas de actos de sus padres, como pudiera ser la vergüenza de tener un padre que con tal de ganarse el sustento diario calumnie por consigna.
Es fácil lanzar infundios, pero el rigor de la verdad desnuda la verdadera intención, que no es otra que calumniar para aligerar la carga a un gobierno torpe y falto de resultados que mantiene en el caos a la entidad, y a los autores que se esconden cobardemente tras de una pluma dispuesta al mejor postor, no es casualidad que quieran desviar las sospechas de las alianzas de Duarte hacia un lado totalmente opuesto a donde realmente se dieron para lograr el triunfo en las elecciones del 2018, son tan obvios que al mencionar a Yunes se descubren como bisoños en el arte de la guerra.
Les guste o les disguste Dante Delgado es el mejor mandatario que ha tenido Veracruz, ahí está su legado de infraestructura, sus acciones que llevaron progreso a las comunidades más recónditas de Veracruz, la paz de la que se gozaba, la economía boyante, y el reconocimiento por parte de la Federación al calificarlo como el mejor gobernador de la República Mexicana.
Después de ese brillante ejercicio fue víctima de una venganza política de parte de Zedillo, fue secuestrado desde el poder por atreverse a señalar al Presidente en turno y a su gabinete de incapaces y faltos de compromiso con México. Existen sentencias a su favor en cada instancia del injusto proceso que enfrento, por si fuera poco, los organismos locales, nacionales e internacionales de Derechos Humanos, coincidieron, al emitir sendas recomendaciones, que se habían violentado sus garantías y sujeto a un proceso viciado de principio a fin, pero si eso no fuera suficiente, Dante Delgado, es el único ex funcionario en la historia de nuestro país que le gana un juicio por daño moral al estado mexicano como consecuencia de lo acontecido, aunque el veredicto del máximo tribunal contempla indemnización económica, tal hecho no es lo más importante, lo verdaderamente trascendente es que en la histórica sentencia contempla “la orden a la autoridad para que publique en su página de internet, un extracto del fallo que refleje adecuadamente la determinación alcanzada por el órgano resolutor”.
https://www.gob.mx/sfp/documentos/extracto-de-la-sentencia-del-quince-de-junio-de-dos-mil-dieciseis
Sin duda el valor del veredicto de las instituciones es, por una distancia infinita, mucho más importante que un texto de decadente periodismo.
JORGE MARIN BARRAGAN
Orizaba, Ver. A 7 de agosto de 2019. |
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