Con una profunda emoción, Luis Donaldo Colosio Murrieta, pronunció, el 6 de marzo de 1994, un excelente discurso cuyo contenido rompía con la practica acostumbrada de lanzar lisonjas al gobierno que habría de suceder, era más que un deslinde con la forma y las formas de hacer política, era la descripción de un programa de gobierno cuya aspiración era la de un país democrático, justo y de libertades, después de recorrer el país recogiendo las preocupaciones y los deseos de los ciudadanos su diagnóstico era contundente: tendría que terminar con la injusticia y abatir la corrupción que provocaba el presidencialismo absoluto.
En el presente su discurso sigue vigente, más vigente que nunca, se contrapone a las practicas del ayer, pero también actualmente a los deseos restauradores del autoritarismo.
Para Colosio la sociedad tenía asegurada su participación. Lo que no ocurre con el actual gobierno que por el contrario la desdeña. Aún siendo candidato del partido en el poder y confiando en sus capacidades y propuestas, demandaba con energía imparcialidad del gobierno en las elecciones. Contrario a su pensamiento democrático, el actual congreso intenta distorsionar la figura de Revocación de Mandato, pretendiendo poner en la boleta el nombre del actual ejecutivo federal para sacar ventaja de todos los recursos e instrumentos del gobierno, tal y como por muchas décadas lo puso en práctica el régimen corruptor.
Luis Donaldo, a pesar de sus profundas convicciones no entendía el cambio como rechazo indiscriminado a lo que otros hicieron, por el contrario garantizaba conservar lo que había tenido éxito. En franco contrasentido, tal vez confundidos por el poder adquirido, los nuevos administradores se afanan en impedir se concreten obras que pueden ser de enorme ayuda para el desarrollo del país, además, pretenden desaparecer programas que han sido útiles a la población mas vulnerable.
El sonorense, de mente lúcida y vocación de estadista, encaminaría sus esfuerzos para democratizar el poder y terminar con el autoritarismo, teniendo claro que la excesiva concentración de poder era causante de muchos de los males del país. Desafortunadamente, la demagogia, que definía como la perversión de la democracia, es parte cotidiana del discurso de la nueva clase política que tiene el poder en sus manos, desde la competencia electoral le dijeron a la gente lo que querían escuchar para obtener su sufragio, y una vez que lo obtuvieron no han cumplido su palabra.
Colosio Murrieta visualizaba un país de instituciones, con un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites de la Constitución, como bien decía, en estricto apego a su origen republicano y democrático; se comprometía a fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso y hacer del sistema de impartición de justicia una instancia independiente, la división y respeto entre poderes sería base de su pretendido gobierno, para él había llegado la hora del ciudadano, de cerrar el paso al influyentismo, de superar la soberbia del centralismo, de combatir la corrupción y la impunidad, de garantizar la paz y la tranquilidad.
Por su parte, quienes hoy gobiernan se empeñan en el retroceso, en estos, que deberían ser nuevos tiempos, pretenden dar poder absoluto al titular del ejecutivo, no existe critica, ni siquiera un esbozo de postura dignidad de alguno de sus correligionarios que le indique que comete un desatino, pero no sólo actúan así los funcionarios bajo su mando, vulnerando la autonomía de los legisladores de su partido y afines, en una escena sacada del priismo más rancio, estos son sometidos a sus pretenciones haciendo que cumplan a raja tabla sus instrucciones, todas sus iniciativas pretenden sean aprobadas sin modificar una sola coma o enmendar un error por más burdo que sea.
Las propuestas de los diferentes funcionarios para ocupar un lugar dentro del sistema de impartición de justicia que ha hecho el ejecutivo federal, tienen vinculos innegables con su partido y en casos claro conflicto de interes, lo cuál vulnera su sana independencia, por lo que existe un alto riesgo de que la impartición de justicia se politice, estaría latente la tentación de amagar al adversario con los instrumentos del estado, y que como en los viejos tiempos se castigue o se premie con criterios ajenos a la justicia.
En el discurso, los actuales funcionarios del gobierno federal se comprometen a combatir la corrupción, sin embargo, los depredadores de la patria continúan gozando de grandes riquezas y de impunidad.
La paz se encuentra muy comprometida, a pesar de la declaración del actual gobernante, más emocional que efectiva, de que la guerra había terminado, la tranquilidad no llega pues el país se encuentra en una situación de violencia incontrolable, la sangre corre por todos los rincones del territorio.
A finales de 1993, en el estado de Chiapas se produjo un levantamiento armado, producto de años de rezago, desplazamientos, muertes e injusticias, ante ese escenario, Luis Donaldo Colosio con gran sensibilidad, en su memorable discurso de marzo, hizo mención del abandono y la delicada situación que padecían, comprometiéndose a revertir el atraso y subsanar los agravios a su población.
Colosio, pudiendo tomar una postura comoda e indigna, no lo hizo, con gran valor y congruencia se puso del lado de la sociedad y los chiapanecos y se confrontó con el poder. Totalmente diferente al actuar del oriundo de Magdalena de Quino, durante el proceso electoral 2018, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, se alió a integrantes del poder político de esa sufrida entidad y del país, para lograr la presidencia, incluyendo a integrantes clave del gabinete de Ernesto Zedillo, cuyó mandato se manchó de sangre de los chiapanecos, por los trágicos sucesos de la matanza de Acteal, tragedia que el nuevo gobierno ni por equivocación menciona en su perorata aparentemente justiciera, actúan como si tuvieran el compromiso de dar protección a los genocidas autores de estos aberrantes hechos.
A 25 años del magnicidio ocurrido en lomas taurinas, el mensaje que Luis Donaldo Colosio Murrieta pronunció en el monumento a la Revolución, sigue retumbando en la conciencia de los mexicanos, parafraseando una de sus lineas, podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que el texto histórico que nos brindó este mexicano ejemplar es el mejor horizonte que pudiera tener el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que no pierda el rumbo.
Jorge Marín Barragán.
Orizaba, Ver. A 20 de marzo de 2019. |
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