Miles de centroamericanos, mayoritariamente hondureños, abandonan sus países de origen huyendo de la pobreza pero sobretodo de la insoportable violencia. Familias enteras, en casos solo hombres que salen de avanzada, dejando atrás esposa e hijos y sus padres, bajo promesa de reunirse en algún lugar que aún no saben, van en busca de una nueva vida, una oportunidad, a estas alturas de tanta degradación y falta de absolutamente todo, no necesariamente en Estados Unidos sino donde la encuentren.
Estamos ante historias verdaderamente desgarradoras, es tan critica su situación que padecer hambre y no tener lo más indispensable para vivir, paso a ser lo de menos, hoy luchan literalmente por conservar la vida y poner a salvo la integridad de sus seres queridos.
De donde vienen la vida vale menos que nada, las mujeres son tomadas como objetos de satisfacción y los niños y jóvenes son violentados hasta la muerte.
Lo que ocurre es un verdadero drama, producto de la pobreza provocada por la injusta distribución de la riqueza en el mundo, esta más que comprobado que el modelo económico implementado por los países de grandes capitales, entre ellos Estados Unidos, ha devastado a países enteros, pero algo aún peor es que también exportan la violencia con su negocio de las armas, por esa razón no es justa la actitud de Donald Trump hacia los migrantes.
Muy difícil será enfrentar este fenómeno migratorio, es un momento que requiere comprensión, inteligencia, solidaridad y sobre todo unión de los mexicanos. Dejemos las expresiones a la ligera, pongase cada quien en el lugar de estos migrantes e investiguen las causas antes de emitir un juicio.
El Presidente Peña ya se va, en los pocos días que le quedan no va a contrariar a su homólogo norteamericano, nunca lo hizo, tratará de sortear el temporal hostigando a los migrantes para ganar tiempo y marcharse. Dejará en manos de López Obrador una situación muy compleja, tampoco el nuevo Presidente va a enfrentarlo, es algo que debemos estar conscientes no podemos exigir lo haga, lo que sí puede hacer es actuar con dignidad y hacerse respetar, en México no manda Trump y lo que hagamos en nuestro territorio es cosa de los mexicanos.
Por esa razón AMLO no está mal al plantear la posibilidad de otorgar visas de trabajo y procurar emplear a los migrantes, es una forma de hacer legal su estancia y darles oportunidad de ganarse su sustento, lo que hicieran después será su decisión. Mientras eso ocurriera, los mandatarios de las diferentes naciones deberán buscar solución a esta crisis humanitaria.
No es tiempo de mezquindad, es momento de solidaridad, de dar paso al oficio político para unirnos en causas nobles, se trata de vidas humanas, habrá más adelante bastante tiempo para discutir nuestros desacuerdos.
JORGE MARÍN BARRAGÁN
Orizaba, Ver. A 20 de octubre de 2018. |
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