Ya lo han perdido todo: no tienen temor ni miedo. Alzan la voz, hablan fuerte y claro. Son las madres de jóvenes desaparecidos, quienes marcharon éste 10 de mayo para decirles a las autoridades que están en deuda y mostrarle a una sociedad indolente un problema real, que afecta a miles de veracruzanos.
Hijo, escucha: tu madre está en la lucha.
Este 10 de Mayo no quiero un abrazo / denme a mi hijo desaparecido.
Vivos se los llevaron / vivos los queremos.
Las madres unidas / jamás serán vencidas.
Fue el estado.
Ni una más.
Su voz resuena y llega a las fibras internas, la piel se enchina. No saben que rumbo lleva la investigación para dar con el paradero de sus hijos, pero tienen muy claro que no pararán la búsqueda hasta dar con ellos, vivos o muertos.
El anterior gobierno se los arrebató, pero las nuevas autoridades tampoco hacen algo para devolvérselos. Las averiguaciones no avanzan, duermen el sueño de los “justos”, aseguran las madres. Y dicen que es la familia la que busca, sigue rastros y llega a obtener algo de información.
Su voz es firme, hacen patente su dolor y deseo de justicia; pero también denuncian que nada ha cambiado –en comparación con el gobierno anterior-. La violencia sigue y las desapariciones se incrementan.
“No es nada bonito que digan que aminoró, al contrario, hay más”, dice Sara del Colectivo por la Paz que integran 70 familias, han encontrado a tres de sus desaparecidos sin vida.
La violencia que se ha enseñoreado en Veracruz en los últimos años ha dejado una estela de madres con hijos ausentes; 15 mil víctimas -sumando los datos oficiales a las cifras negras- según señaló en algún momento la diputada María Josefina Gamboa.
Victoria perdió a su hija Yunery Hernández en el 2011, cuando la joven tenía 26 años de edad. Junto con otras 12 mujeres, prácticamente se esfumó –en la ciudad de Xalapa-, sin dejar rastro alguno.
Ahora lo único que le pide a Dios es que le de fuerzas y salud para seguirla buscando, pero no claudicara…“Ella sabe que donde quiera que este, yo seguiré buscándola hasta encontrarla”.
Adela de Anda perdió a Carmelo en 2012, fue sacado de un departamento, junto con otro joven. Tenía 24 años de edad cuando ocurrieron los hechos también en la capital veracruzana.
Karen perdió a Llexi Sánchez en el 2011. Tenía 18 años de edad cuando fue sacada con lujo de violencia de su domicilio en la colonia Revolución de Xalapa.
Conservan la esperanza de un reencuentro final, pero no se ve una luz en el camino. Cualquiera que sea el escenario para el próximo gobierno federal y estatal, ninguno de los candidatos ha abordado con seriedad la problemática de desapariciones en Veracruz y en México. Es un tema de seguridad pública, pero también de impunidad, de falta de certeza jurídica, un verdadero problema social que duele y se incrementa.
Y solidarizarse con el dolor de las madres no basta…
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