A DOS MESES de que concluya su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador, no se quiere ir del poder. Siente ya nostalgia por el mando que, si bien no lo perderá por completo, dicen las malas lenguas, el solo hecho de no ser el protagonista principal, le causa mucha molestia hacia el interior de su ego. Los profesionales que analizan la conducta humana, aseguran que esta situación es normal entre quienes se sienten omnipotentes y poderosos, más cuando un personaje de la vida pública, está acostumbrado a mandar y hacer lo que le dictan sus caprichos, sin que nadie se atreva a contradecirlo.
Y es que, para el presidente López Obrador, seis años de poder fueron suficientes para alcanzar la cumbre, de tal manera, que al acercarse el día en que tenga que entregar la banda presidencial, sienta que todo se le desborona, más cuando fuera del poder, sin el privilegio de la inmunidad, sabe bien que queda expuesto para que pueda ser juzgado por los errores cometidos, muchos de ellos producto de su propia vanidad presidencial y de los caprichos que impuso por su propia voluntad.
Hoy, se sabe, que también fuera del país, se está viendo la posibilidad de sentarlo en el banquillo de los acusados, principalmente por sus nexos con la delincuencia organizada, lo que puede ser cierto o no, pero que seguramente le harán pasar malos ratos por parte de sus enemigos políticos en el exterior. Es así que su salida le dolerá mucho al presidente López Obrador, más que a cualquiera de los expresidentes que han dejado el poder, porque éstos estaban ya conscientes de que algún día el poder se les iría de las manos y estaban preparados para ello, lo que no ocurre, según los analistas políticos y profesionales de la sicología, con el todavía mandatario nacional.
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EL PESO DEL GOBIERNO VERACRUZANO
AUNQUE TODO MUNDO sabe que Rocío Nahle García, tiene su propia forma de hacer las cosas y de disponer de su mandato para cumplir con la tarea de gobernar sabiamente a los veracruzanos, buen parte del peso gubernamental recaerá en la persona del futuro secretario de gobierno, desde donde se verán los asuntos delicados de la gobernabilidad, del manejo político con los alcaldes, de los delicados problemas de la seguridad pública, de la propia vialidad en todo el territorio estatal donde hay innumerables quejas en contra de los servidores públicos de tránsito y muchas áreas más que representan, en muchas de las ocasiones, fuertes dolores de cabeza para quien tiene que atenderlos.
La tarea de Ricardo Ahued, no será tan fácil, aunque existe la esperanza de que haya una buena relación política con todos los actores políticos de la entidad, debido, sin duda alguna, a la capacidad que tiene el propio alcalde, todavía, de la ciudad de Xalapa, su experiencia en las negociaciones sindicales y en todo lo que significa mantener un Estado con plena tranquilidad. Hay que recordar que Veracruz, es un pueblo altamente politizado y que por lo mismo surgen constantes desacuerdos, desencuentros entre grupos de la vida política donde hay que saber intervenir con la sabia prudencia que otorga la experiencia adquirida por los años dentro del servicio público.
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EL SOCAVÓN EN LA MURILLO VIDAL
MUCHA GENTE DE XALAPA, principalmente, se preguntaba qué era lo que estaba sucediendo en la avenida Murillo Vidal, frente a una distribuidora de automóviles, que de pronto trabajadores de obras públicas municipales, comenzaron a quitar el pavimento, lo que generó muchas inconveniencias al tráfico vehicular. De acuerdo con un informe municipal, se trata de un socavón que se originó, seguramente por las fuertes lluvias que han caído en esta capital veracruzana, el cual se está atendiendo de inmediato para evitar mayores consecuencias. Aunque se restringió el paso vehicular, lo importante del caso fue prevenir que dicha falla en el terreno y el pavimento pudiera provocar accidentes en esta parte de la avenida. Así es que ya quedó aclarado el asunto y las inconveniencias tendrán que ser entendidas.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede
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